Por Joshua
Harris | (Nota del editor: La palabra en inglés dating describe la costumbre
norteamericana de salir con varios chicos o chicas con miras a encontrar el
futuro cónyuge –o bien para divertirse. Cada región en la América Latina tiene
su propia expresión para especificar esta práctica que ha descendido a la
América Latina en los programas de TV y las películas.
En Paraguay uno «está de festejo» o «está festejando». En Chile es el «pololeo». Este fascinante artículo, escrito por un norteamericano, ha observado las deficiencias y los peligros del sistema de dating o como el autor dice, «las citas amorosas a corto plazo» y nos quiere mandar una fuerte advertencia. En el futuro cercano el CB nos ofrecerá alternativas al sistema de citas a corto plazo.)
En Paraguay uno «está de festejo» o «está festejando». En Chile es el «pololeo». Este fascinante artículo, escrito por un norteamericano, ha observado las deficiencias y los peligros del sistema de dating o como el autor dice, «las citas amorosas a corto plazo» y nos quiere mandar una fuerte advertencia. En el futuro cercano el CB nos ofrecerá alternativas al sistema de citas a corto plazo.)
Cuando yo
era niño, mi madre me enseñó dos reglas necesarias al ir de compras al mercado.
La primera: nunca vayas cuando tengas hambre –todo te parecerá exquisito y por
lo tanto gastarás más dinero de lo debido. Y la segunda regla: asegúrate de
elegir un buen carrito donde poner los alimentos.
He podido
dominar la primera regla, pero no he tenido mucho éxito con la segunda. Soy un
experto en elegir carros oxidados que hacen demasiado ruido, o que las ruedas
le chillan tanto que te hacen parar los pelos de punta.
De todos
los carros malos que puedas escoger, el peor es el «descontrolado». Este tipo
de carrito parece tener voluntad propia. Cuando deseas ir hacia adelante, el
carrito insiste en virar a la izquierda y chocar con la exhibición de Coca
Cola. El cliente que elija un «descontrolado» no puede estar en paz —la
voluntad del cliente contra la voluntad del carrito.
¿Por qué
les estoy hablando sobre los carritos en el supermercado cuando este artículo
es sobre las citas amorosas y el noviazgo? Pues traigo a la memoria mi mala
suerte con los carritos de compra, porque en
muchas
ocasiones he tenido una lucha de voluntades similar en el noviazgo. No me
refiero a conflictos con las chicas con quienes he salido. He luchado con todo
el proceso como tal.
En base a
mis experiencias y a lo que he estudiado en la Palabra de Dios, he llegado a la
conclusión de que para el cristiano, las citas románticas son como el carrito
descontrolado —un sistema de valores y actitudes que quieren ir en dirección
diferente a la que Dios ha trazado para nosotros. Permíteme explicarte por qué.
El dominio propio no es suficiente
En cierta
ocasión escuché a un pastor de jóvenes disertar sobre el tema del amor y el
sexo. Contó una conmovedora historia sobre Eric y Jenny, dos jóvenes cristianos
maduros que habían estado muy activos en su grupo juvenil unos años atrás. La
relación entre Eric y Jenny había comenzado de manera muy inocente —ir al cine
los viernes por la noche y caminatas en el parque. Pero a medida que pasó el
tiempo, su relación física comenzó a acelerarse cada vez más, y terminaron
durmiendo juntos. Poco tiempo después desanimados y heridos, decidieron romper
con la relación.
El pastor
que relataba la historia, se encontró con ellos unos años más tarde durante una
reunión estudiantil. Jenny estaba casada y tenía un hijo; Eric estaba soltero.
Sin embargo, ambos se acercaron al pastor por separado, y expresaron estar
atravesando por un trauma emocional y luchando con sentimientos de culpa por
los recuerdos del pasado.
Cuando el
pastor terminó de contar la historia, no se escuchaba ni el más mínimo sonido.
Todos se quedó esperábamos recibir algún tipo de solución. Todos conocíamos la
realidad de la historia que acababa de relatar. Algunos habíamos cometido el
mismo error o lo habíamos visto en las vidas de nuestros amigos. Todos
estábamos deseando algo mejor, esperábamos escuchar del pastor lo que debíamos
hacer, que nos diera una alternativa.
Pero esa
tarde no nos ofreció otra alternativa Evidentemente él pensó que el único error
que la pareja cometió fue ceder a la tentación, que deberían haber tenido
dominio propio. Aunque el pastor nos alentó a considerar un resultado diferente
—reservar el sexo para el matrimonio— en realidad no nos ofreció una práctica
diferente.
¿Es esta la
respuesta que necesitamos? ¿Comenzar en el mismo camino en el cual tantos otros
han caído, con la esperanza de que en ese momento crítico, puedas desarrollar
la habilidad de controlarte? Darles a los jóvenes este tipo de consejo es como
darle a un individuo un carrito que está descontrolado, y enviarlo a una tienda
llena de las más preciadas exhibiciones de cristal. ¿Podríamos esperar que la
persona conducirá el carrito entre los pasillos, cuando realmente sabemos que
siempre se sale del camino? Me parece poco realista.
Sin
embargo, esto es exactamente lo que pretendemos en muchas de nuestras
relaciones. El sistema americano de citas amorosas tiene problemas en su
concepción. Es posible que las intenciones de Eric y Jenny fueran buenas, pero
fundamentaron su relación de acuerdo a las actitudes y patrones poco saludables
respecto al romance que se encuentran en nuestra cultura Lamentablemente
continúan pagando las consecuencias aún cuando son adultos.
Los
siguientes siete hábitos de las citas que no son saludables representan algunos
de los desvíos repentinos que a menudo ocurren en los noviazgos. Quizá te
puedas identificar con uno o dos de estos hábitos.
1. El noviazgo te lleva a la intimidad, pero no
necesariamente al compromiso.
Jazmín era
una estudiante de tercer año de la escuela secundaria. Su novio Tomás, era
estudiante de cuarto año. Él representaba todo lo que Jazmín jamás deseó en un
chico, y por espacio de ocho meses eran casi inseparables. Pero dos meses antes
que Tomás se fuera a la universidad, le dio a Jazmín la repentina noticia de
que ya no quería ser su novio.
Me contó
Jazmín: —Terminar con Tomás, fue fue la cosa más difícil que jamás me había
sucedido. A pesar de que en su relación física nunca hicieron nada aparte de
besarse, Jazmín le había entregado su corazón a Tomás por completo. Él había
disfrutado de la intimidad dentro de la relación mientras sus necesidades
fueron atendidas, pero cuando llegó el momento de comenzar una nueva etapa en
su vida, entonces rechazó a Jazmín.
¿Te suena
familiar esta historia? Quizá has escuchado una historia similar de algún amigo,
o tal vez la experiencia haya sido personal. Al igual que muchos noviazgos,
Jazmín y Tomás, participaron de su intimidad sin haber pensado en el
compromiso, o de qué manera ambos serían afectados al terminar la relación.
Le
podríamos echar la culpa a Tomás por ser tan descarado, pero debemos primero
hacernos una pregunta: ¿cuál es la verdadera intención detrás de la mayoría de
los noviazgos modernos? A menudo estas relaciones alientan la intimidad la
intimidad por sí misma, dos personas se unen sin la más mínima intención de
establecer un compromiso a largo plazo.
Profundizar
la intimidad sin profundizar el nivel de compromiso es muy peligroso. Muchas
personas que experimentan profundo dolor al exponerse y hacerse vulnerables
emocional y físicamente, sólo para ser abandonados por otros que dicen no estar
preparados para establecer un compromiso más serio y formal.
La
intimidad es una experiencia hermosa la cual Dios desea que disfrutemos. Pero
Dios quiso que la intimidad sea el resultado de un compromiso basado en el
amor. Quizá pienses que la intimidad entre un hombre y una mujer no es nada más
que la decoración de un pastel de una relación que se dirige hacia el
matrimonio. Si consideramos la intimidad desde este punto de vista, entonces la
gran mayoría de los noviazgos modernos son pura decoración. Por lo general
carecen de propósito o de un destino definido. En la mayoría de los casos,
especialmente entre los adolescentes, el relación es a corto plazo y satisface
las necesidades del momento. Las personas salen juntas porque anhelan disfrutar
de los beneficios emocionales y aun físicos de la intimidad, sin la
responsabilidad de un verdadero compromiso.
Es
importante reconocer que este tipo de noviazgo no siempre ha existido. Veo las
citas y el noviazgo a corto plazo, como el producto de la cultura americana la
cual es motivada por todo lo que es entretenimiento y donde todo es desechable.
Años antes de que la revistas populares comenzaran a ofrecerles a los
adolescentes consejos sobre el noviazgo, las cosas eran completamente
diferentes.
A
principios del presente siglo veinte, un chico y una chica se involucraban
románticamente sólo si estaban planeando casarse. Si un joven visitaba con
frecuencia la casa de una joven, los familiares y amigos suponían que su
intención era proponer matrimonio. Sin embargo, los cambios de actitud en la
cultura trajeron cambios radicales. Las nuevas reglas dieron a las personas la
oportunidad de darle rienda suelta a todas las emociones del amor romántico,
sin la más mínima intención de casarse. El amor y el romance llegaron a
convertirse en cosas que la gente podía disfrutar sólo por su valor recreativo.
Para los
cristianos, este desvío brusco y negativo es la raíz de los problemas en el
noviazgo. La intimidad sin compromiso despierta los deseos —emocionales y
físicos— que en la pareja, ninguno de los dos pueden suplir correctamente. En 1
Tesalonicenses 4:6, la Biblia se refiere a esto como «defraudar» o engañar a
alguien al elevar las expectativas de lo que puede ser, y no cumplir con lo
prometido.
2. El noviazgo a corto plazo tiende a pasar por
alto la etapa de la amistad.
Javier
conoció a Lily en un retiro de la iglesia. Lily era una chica amigable, y
gozaba de la reputación de tomar su relación con Dios muy en serio. Javier y
Lily entablaron una conversación durante un juego de voleibol, y se estableció
una amistosa relación. Javier no estaba interesado en una relación profunda,
pero sí deseaba conocer mejor a Lily. Dos días después del retiro, la llamó y
le preguntó si le gustaría ir al cine el próximo fin de semana, y aceptó.
Javier,
¿hizo lo correcto? Pues, en términos de conseguir una cita con una chica más,
hizo lo necesario, pero si en realidad su intención era conocer mejor a Lily,
más que seguro fracasó. Salir en pareja generalmente promueve pasar por alto lo
que puede ser una amistad, para involucrarse en el romance demasiado pronto.
¿Has oído a
alguien decir lo siguiente acerca de la posibilidad de salir con un viajo
amigo?
—Él me
invitó a salir, pero tengo miedo que si comenzáramos a salir en serio,
arruinaría nuestra amistad.
En
realidad, las personas que hacen declaraciones como esta, conscientemente o no,
reconocen que las citas alientan las ilusiones románticas y desalientan la
formación de una verdadera amistad. En una verdadera amistad no te sientes
presionado al saber que te gusta la otra persona, o que tú le gustas a ella. Al
estar con un amigo te sientes libre de ser tú mismo, y de participar en
actividades juntos, sin pasar horas frente al espejo procurando verte perfecta.
El autor
C.S. Lewis describe la amistad como dos personas que caminan una al lado de la
otra y se dirigen hacia una meta común. Lo que los une son los intereses que
tiene en común. Javier pasó por alto esta etapa de amistad, al invitar a Lily
que compartiera con él una cita típica y poco prudente, porque llevarla al cine
y luego a cenar enfatizaba su relación como pareja.
En una
cita, la atracción romántica es a menudo la piedra angular de la relación. La
premisa que se establece al salir en una cita es: Me atraes, por lo tanto vamos
a conocernos. Si después de desarrollar una amistad, se desarrolla una
atracción romántica, pues eso es beneficio adicional.
La
intimidad sin compromiso es un agravio. Una relación fundamentada sólo en la
atracción física y sobre sentimientos románticos, va a durar tanto como duren
los sentimientos.
3. En la citas a menudo se confunde la relación
física por amor
La
intención de David y Ana nunca fue la de involucrarse románticamente en su
primera cita. David no tenía «sólo una cosa en mente», y Ana no «esa ese clase
de chica». Simplemente ocurrió lo que ocurrió. Habían ido juntos a un
concierto, y luego se fueron a casa de Ana a ver un video. Durante la película,
Ana hizo un chiste sobre los intentos de David de bailar durante el concierto.
Él comenzó a hacerle cosquillas. La lucha juguetona entre ambos de pronto cesó,
al hallarse mirándose a los ojos, mientras David se inclinada sobre ella en el
piso de la sala. De besaron. Era como algo que habían visto en las películas.
Se sentían tan bien.
Pudo
haberse sentido bien, pero la prematura introducción del contacto físico a su
relación añadió confusión. David y Ana en realidad no se conocían bien, pero de
repente se sentían muy cerca el uno del otro. Al progresar su relación, mantenerse
objetivo se hizo cada vez más difícil. Cada vez que intentaban evaluar los
valores sobre los cuales descansaba su relación, inmediatamente venía a sus
mentes la intimidad y la pasión presente en su relación física. «Es obvio que
nos amamos», pensaba Ana. ¿Pero en verdad se amaban? Sólo porque dos labios se
han tocado, no quiere decir que los corazones se han unido, y dos cuerpos que
se atraen mutuamente no significa que dos individuos pueden convivir como
pareja. Una relación física no es lo mismo que el amor.
Cuando
consideramos que en nuestra cultura el «amor» y el «sexo» se consideran
intercambiables, no nos debe sorprender la mayoría de los noviazgos modernos
confunden la atracción y la intimidad sexual con el verdadero amor.
Tristemente, muchos creyentes tienen este tipo de vínculos que refleja esta
falsa manera de pensar.
Al examinar
el progreso de la mayoría de las relaciones, podemos ver con claridad cómo es
que la práctica de las citas y el noviazgo alientan esta sustitución. En primer
lugar, como ya hemos dicho, este tipo de unión no siempre involucra un
compromiso de por vida, por esta razón, muchas comienzan por la atracción
física. La actitud fundamental es que los valores principales de una persona
provienen de su apariencia física y su comportamiento durante la cita. Aun
antes del primer beso, el aspecto físico y sensual ya ha tomado prioridad sobre
la relación.
Segundo, a
menudo la relación se dirige desenfrenadamente hacia la intimidad artificial.
Debido a que este tipo de relación no requiere compromiso, las dos personas
involucradas permiten que las necesidades y las pasiones del momento se vuelvan
centrales. La pareja no se considera como posibles compañeros de por vida, o
tampoco toman en cuenta las responsabilidades de un matrimonio. En vez de esto,
se concentran en las demandas del momento, y es con este tipo de mentalidad que
la relación física de la pareja puede fácilmente convertirse en el centro de
atención.
Si un chico
y una chica pasan por alto la etapa de la amistad, a menudo la lujuria se
convierte en el interés que los une. Como resultado, la pareja juzga la
seriedad de su relación basado en el nivel de la relación física. Dos personas
que salen juntas anhelan sentir que son especial el uno para el otro, y pueden
expresar esto concretamente a través de la intimidad física. Comienzan a
distinguir su relación especial por medio de darse las manos, besarse y todo lo
que le sigue. Es por esta razón que la mayoría de las personas creen que salir
con alguien implica cierto nivel de participación física.
Centralizándose
en el aspecto físico dentro de este tipo de vínculos, es simplemente pecado.
Dios demanda pureza sexual, y lo hace por nuestro bien. Involucrarse con otra
persona físicamente puede distorsionar la perspectiva que dos individuos deben
tener el uno del otro y llevarlos a tomar decisiones poco sabias Dios también
sabe que inevitablemente llevaremos con nosotros al matrimonio los recuerdos de
las relaciones físicas pasadas. Él no desea que vivamos vidas llenas de culpa y
remordimiento.
Relacionarse
físicamente puede lograr que dos individuos se sientan muy cercanos el uno al
otro. Pero, si muchas parejas evaluaran el enfoque en su relación, es probable
que descubrirían que lo único que tienen en común es lo físico.
4. A menudo las citas aíslan a la pareja de
otras relaciones vitales.
Durante el
tiempo que Gabriel y Marta estuvieron saliendo, no tenían necesidad de nadie
más. Gabriel no tuvo que pensarlo dos veces para dejar el estudio bíblico los
miércoles por la noche, ya que esto significaba pasar más tiempo junto a Marta.
A Marta,
por su lado, ni se le ocurría pensar en lo poco que hablaba con su hermana
menor y con su mamá ahora que estaba saliendo con Gabriel. Tampoco se daba
cuenta de que cuando hablaba con ellas, todas sus oraciones comenzaban con
«Gabriel esto....» y «Gabriel dijo tal cosa....» Sin querer, ambos se habían
desconectado de toda relación significativa.
Una cita
amorosa, por definición propia, tiene que ver con dos personas que están
centradas la una en la otra. Lamentablemente, en la mayoría de los casos el
resto del mundo se desvanece en el fondo oscuro. Si en alguna ocasión te has
sentido como un tercero que no pertenece al grupo, al salir con dos amigos que
están de novios, sabes muy bien que lo que digo es cierto.
Cuando
permitimos que una relación opaque todas las otras, hemos perdido toda
perspectiva. Proverbios 15:22 dice: «Los pensamientos son frustrados donde no
hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman». Si las decisiones
que tomamos respecto a la vida, están fundamentadas sólo en la influencia de
una sola relación, es muy probable que nuestras decisiones sean deficientes.
Debido a
que las citas amorosas tienen se centran en los planes de la pareja; los
asuntos de mayor importancia relativos al matrimonio, la familia y la fe
probablemente están en peligro.
En su libro
titulado Pasión y pureza (Passion and Purity), Elizabeth Elliot afirma: «A
menos que un hombre esté completamente preparado para pedirle a una mujer que
sea su esposa, ¿qué derecho tiene él de reclamar su atención en forma
exclusiva? A menos que a ella le hallan pedido casarse ¿por qué razón una mujer
sensata le ha de prometer a un hombre toda su atención?» ¿Cuántas personas son
las que, al terminar con una relación romántica, se dan cuenta de que sus lazos
de amistad con otras personas han sufrido daños?
Cuando
Gabriel y Marta decidieron terminar con su relación, se sorprendieron al
encontrar que sus lazos de amistad con otros amigos estaban en tan mal estado.
Ninguno de ellos había invertido tiempo o esfuerzo en mantener sus amistades,
mientras se concentraban en su relación amorosa.
Toda la
atención que a menudo se espera en las relaciones amorosas, posee la habilidad
de robarle a la gente la pasión por servir en la iglesia y de aislarlos de
aquellos amigos quienes más los aman, de los miembros de su familia que son
quienes los conocen mejor que nadie, y más triste aun, de Dios mismo, cuya
voluntad es más importante que cualquier interés romántico.
5. Las citas, en muchos de los casos, distraen
a los jóvenes adultos de su responsabilidad principal que es prepararse para el
futuro.
Una de las
tendencias más tristes causadas por las citas amorosas es la manera en que los
jóvenes se distraen y no desarrollan las habilidades y destrezas que Dios les
ha dado. En lugar de capacitarse con el carácter, la educación y la experiencia
necesaria para tener éxito en la vida, son muchos los que permiten ser
consumidos por las necesidades que se enfatizan en las citas.
Cristóbal y
Estefanía comenzaron a salir juntos cuando ambos tenían quince años. Nunca se
involucraron físicamente, y cuando terminaron la dos años más tarde, el rompimiento
fue amistoso. Entonces ¿cuál fue el daño hecho? En cierto sentido ninguno, ya
que ninguno de los dos se involucró en problemas. Pero podemos comenzar a ver
algunos problemas al examinar lo que ellos pudieron haber hecho, si no hubiesen
estado involucrados en una relación. Mantener una relación requiere bastante
tiempo y energía. Cristóbal y Estefanía pasaron incontables horas hablando,
escribiendo, pensando y a menudo preocupándose por su relación. La energía que
invirtieron fue robaba de otros intereses. En cuanto a Cristóbal se refiere, la
relación le robaba el entusiasmo por su pasatiempo favorito que era la
programación de computadoras, y su participación en el grupo musical de su
iglesia. Y aunque Estefanía no culpaba a Cristóbal, ella sí rechazó varias
oportunidades de ir en grupos misioneros a corto plazo, porque no quería
separarse de él. Su relación les robó el tiempo que ambos pudieron estar
utilizando para desarrollar destrezas y explorar nuevas oportunidades.
6. El noviazgo y la citas pueden resultar en
desacuerdo con el regalo de Dios de la soltería.
Dios nos da
la soltería, una etapa en nuestras vidas, inigualable en oportunidades sin
fronteras para poder crecer, aprender y servir, y sin embargo, lo consideramos
como la oportunidad para estar entretenidos en el juego de encontrar y
conservar novios y novias. Pero lo realmente hermoso de estar soltero no lo
encontramos en correr tras el romance con todas las personas que nos sea
posible; sino que lo hayamos al usar nuestra libertad para servir a Dios con
total entrega.
Las citas y
el noviazgo a corto plazo producen insatisfacción simplemente porque alientan
el mal uso de esta libertad. Dios ha colocado en la mayoría de los hombres y de
las mujeres el deseo de casarse. Y a pesar de que no pecamos al pensar en el
matrimonio, sí somos culpables de la mala mayordomía de nuestra soltería.
Podemos ser hallados culpables al permitir que el deseo por algo que Dios
obviamente no quiere aún para nosotros, nos robe la habilidad de gozar y apreciar
lo que Él ya nos ha dado. Las citas representan el papel de fomentar esta
insatisfacción, porque provee a los solteros la suficiente intimidad como para
dejarlos deseando poder tener más. En lugar de disfrutar de las cualidades
únicas de la soltería, el noviazgo a corto plazo y las citas enfatizan aquello
que los jóvenes aún no tienen.
7. Las citas crean un ambiente artificial para
la evaluación del carácter de la otra persona.
Los jóvenes
que sinceramente desean descubrir si alguien está apto para el matrimonio,
deben comprender que la manera en que generalmente se llevan a cabo las citas
son un impedimento para este proceso. Este tipo de salidas crean un ambiente
artificial en el cual dos personas se han de conocer y como resultado, podrán
fácilmente proyectar una imagen igualmente artificial.
Las citas
crean un ambiente artificial en el cual no es necesario que la persona
manifieste claramente sus características positivas y negativas. Durante una
cita, cualquier individuo puede cautivar el corazón de la persona con quien ha
salido. Ser encantador en una cita nada dice sobre su carácter o su habilidad
para llegar a ser un buen esposo o esposa.
Parte de la
razón por la cual las citas son divertidas, es porque nos provee de un descanso
de lo que es la vida real. Pero dos personas que estén considerando seriamente
la posibilidad de casarse, necesitan estar seguros de no relacionarse sólo con
el aspecto divertido y romántico del noviazgo. Su prioridad no debe ser
alejarse de la vida real; ¡van a necesitar una fuerte dosis de realidad
objetiva! Necesitan conocerse el uno al otro en el ambiente real compuesto por
amigos y familiares.
Ambos
necesitan verse sirviendo y trabajando. ¿Cómo se relaciona él con las personas
que lo conocen mejor? ¿Cómo reacciona ella cuando las cosas no funcionan a la
perfección? Al considerar quién será
nuestro futuro compañero, necesitamos encontrarle respuesta a este tipo de
preguntas, que no serán contestadas durante ni por medio de las citas.
Los viejos hábitos no mueren con facilidad
Los siete
hábitos de las citas amorosas que no son saludables revelan que no podemos
arreglar muchos de los problemas que se nos presentan en las citas y en los
noviazgos a corto plazo, con reorganizar el sistema. Yo creo que en las salidas
existen tendencias peligrosas, las cuales no desaparecerán sólo por el hecho de
que un cristiano es quien la maneje. También aquellos cristianos que pueden
evitar los abismos del sexo premarital y los rompimientos traumáticos, con
frecuencia consumen mucha energía luchando contra la tentación.
Pienso que
por demasiado tiempo nos hemos enfrentado al tema de las relaciones usando la
mentalidad y los valores del mundo. No perdamos más tiempo luchando contra el
carrito descontrolado. Es hora de adoptar una nueva actitud y una nueva
práctica.
Fuentes:
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