Lectura:
Mateo 22:34-40.
"Jesús
le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente" Mateo 22:37
En todo el
sistema de subterráneos de Londres hay carteles que advierten: "Cuidado
con la brecha". Les recuerdan a los usuarios del metro que presten
atención al espacio que queda entre el tren y la plataforma. En los Estados
Unidos, he visto carteles en las carreteras con una sola palabra: ¡Piense!. El
mensaje es claro: en medio de nuestra rutina diaria, a menudo no pensamos en lo
que hacemos.
¿Puede ser
que esto también suceda con nuestra relación con Dios? Cuando le pidieron a
Jesús que dijera cuál era el mayor de los mandamientos, Él respondió
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con
toda tu mente" (Mateo 22:37). Nuestra mente debe estar plenamente sometida
a Dios y consagrada a amarlo en forma práctica, al igual que nuestro corazón y
nuestra alma.
En un libro
sobre liderazgo cristiano, William H. Danforth escribe: "Cuando es tan
fácil que otro piense en nosotros, la gran tentación es dejar de pensar".
En lugar de hacer que nuestra mente participe cuando adoramos y servimos a
Dios, seguimos rutinas conocidas y predecibles. En vez de pensar sin temor y
con creatividad en cómo expresar nuestro amor al Señor, nos conformamos con
decir y hacer lo que siempre hemos hecho.
Pensar es
un trabajo arduo, pero amar a Dios es un gran privilegio que merece todo el
esfuerzo mental que podamos dedicarle.
Reflexión:
Si quieres que tu amor a Dios aumente, piensa en Él todo el tiempo.
Fuentes: Nuestro Pan Diario
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