Lectura: Deuteronomio
18:14-22.
"Porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana, sino... por el Espíritu Santo" 2 Pedro 1:21
Al
principio de un nuevo año y de un nuevo milenio, se oyen muchas predicciones.
Pero esto no es nada nuevo. En 1983, la revista US News & World Report tenía
una sección titulada "Lo que traerán los próximos 50 años". Incluía
las acostumbradas sugerencias sobre la creciente importancia de las
computadoras, los nuevos avances en el campo de la medicina, y las formas más
fáciles y rápidas de transportarse. La introducción decía: "La predicción
es, cuanto menos, un negocio riesgoso". Después, citaba a Sir Francis
Bacon, que declaró: "Los sueños y las predicciones sólo deben servir para
una charla invernal junto a la chimenea".
Esto puede
ser cierto para las predicciones humanas, pero no para las profecías divinas.
El hombre puede especular sobre lo que sucederá la próxima semana, pero Dios
nos mostró en la Biblia que Él conoce el futuro. Por esta razón, podemos tener
absoluta confianza en el Libro de los libros. El Antiguo Testamento contiene
cientos de profecías ya cumplidas sobre la gente, los acontecimientos y las
naciones. Es prácticamente imposible que semejante cantidad de predicciones se
cumpla.
¿No confías
en la Biblia? Dedica un poco de tiempo a examinar las numerosas profecías
bíblicas que se han cumplido. Anticipo que vas a convencerte de que es
verdaderamente la Palabra de Dios y de que puedes confiar en ella para todo lo
que te ocurra en el futuro.
Reflexión:
En un mundo cambiante, puedes confiar en la inmutable Palabra de Dios.
Fuentes:
Nuestro Pan Diario
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