Dos
ratoncitos, uno optimista y otro pesimista, cayeron al mismo tiempo en dos
vasijas que contenían leche. El ratoncito pesimista dice: “No puedo salir de
este cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en la leche,
voy a asfixiarme, estoy perdido.” Y, en efecto, se asfixia y muere.
El
ratoncito optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista trata de
hacer algo y se agita en todos sentidos. Como se está moviendo continuamente,
bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en mantequilla. El
ratoncito entonces se sienta sobre la mantequilla y puede respirar libremente.
Esto prueba
que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun cuando no sepa qué
hacer para salir en una situación difícil; pero sigue luchando y confiando en
Dios y él es poderoso para hacernos “más que vencedores.”
Romanos
8:37
Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos
12:11
En lo que
requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
Romanos
13:11
Y esto,
conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora
está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.
Romanos
8:28
Y sabemos
que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados.
Fuentes:
Renuevo de Plenitud
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