Leer | 1
Corintios 1.4-9 Cuando los planes se
frustran o la vida parece desplomarse de alguna manera, no es raro que la gente
se pregunte: ¿Dios me ha abandonado? ¿Por qué no ha respondido mis oraciones?
Deuteronomio 7.9 ofrece aliento con la garantía de la fidelidad del Padre
celestial: “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el
pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil
generaciones”.
Cinco
atributos de Dios hacen que esto sea posible. Primero, Él lo sabe todo,
incluyendo nuestras necesidades, pensamientos, debilidades y deseos —pasados, presentes
y futuros. Segundo, el Señor es todopoderoso, así que nada es demasiado difícil
para Él (Jer 32.17). Tercero, Él está en todas partes al mismo tiempo, y nunca
fuera de nuestro alcance.
Cuarto,
nuestro Padre celestial no puede mentir. Todo lo que Él dice es verdad y ciento
por ciento confiable.
Por último,
Dios es inmutable. El mundo a nuestro alrededor y nuestras circunstancias
parecen estar en un cambio constante, y el Señor puede cambiar su manera de
interactuar con la humanidad. Pero su carácter es siempre el mismo. Así que,
cuando la Biblia nos dice que Dios es fiel, podemos descansar con confianza en
esa promesa.
Las
circunstancias resultan a menudo dolorosas. Pero aun en situaciones que parecen
abrumadoras, los creyentes podemos confiar en que nuestro soberano Señor lo
sabe todo, tiene el control, y con amor hace que todo resulte para el bien de
sus hijos. Podemos descansar con confianza, sabiendo que el Dios inmutable de
toda la creación cuida de nosotros.
(En
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