Leer | 1
Reyes 19.1-4 | Normalmente, pensamos en el temor en términos de fracaso.
Tendemos a atemorizarnos cuando sufrimos alguna calamidad o sentimos que hemos
sido juzgados injustamente.
Pero en 1
Reyes 18 encontramos una situación totalmente diferente; allí vemos que Elías
experimentó uno de los triunfos más espectaculares que hay en toda la Biblia.
Armado solamente con su fe inquebrantable en el Señor, se enfrentó a 850
sacerdotes de los dioses falsos del país. Dios se movió con poder, destruyendo
a los idólatras y trayendo gloria a su nombre en todo Israel.
Pero,
inmediatamente después de este enfrentamiento, cuando la euforia de su fe
debería haber estado en su punto más alto, Elías tuvo miedo. En 1 Reyes 19, el
profeta se entera de que la siniestra reina Jezabel había pedido su cabeza.
Olvidando, al parecer, la poderosa victoria de Dios de unos momentos antes,
Elías huyó.
La historia
de Elías nos recuerda que nuestros fracasos no deben representar el mayor
peligro para el crecimiento espiritual; el potencial para el fracaso puede
estar oculto, en realidad, dentro de nuestros éxitos. Cuando nuestra confianza
está en su punto más alto, eso es lo que a menudo nos lleva a quitar nuestra
mirada del Dador del poder, para dirigirla a nosotros mismos.
No nos
engañemos, el Señor puede trabajar en, alrededor, o por medio de nosotros para
llevar a cabo su propósito, pero la victoria siempre le pertenecerá a Él. ¿Lo
ha ofuscado el éxito? Vuelva de nuevo su mirada al Señor. Toda la alabanza y la
gloria son de Él. Usted no tiene por qué tener temor.
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