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Efesios 2.1-10 | La culpa puede ser como un veneno que trabaja en nuestro
interior para crear caos en nuestros pensamientos y emociones. El antídoto es
entender la razón por la que nos sentimos culpables, y saber cómo aplicar las
enseñanzas bíblicas en cuanto a este asunto.
Malentender
la gracia produce sentimientos de culpa que nos hacen pensar que, para ser un
“buen” cristiano, uno tiene que reformar por sí mismo su conducta. Cuando en
realidad, el Señor Jesús pagó en la cruz nuestra deuda de pecado y nos declaró
justos delante de Él.
Otra cosa
que puede hacer que nos sintamos culpables es la confusión acerca de la
confesión y el perdón. Algunos creyentes se preocupan por pecados ocultos que
todavía desconocen, mientras que a otros les preocupa no estar seguros de si
han confesado lo suficiente para ser perdonados. Es cierto que 1 Juan 1.9 nos
dice que debemos confesar nuestros pecados, pero hacer esto no es lo que nos da
el perdón. Es lo que hizo Jesús en el Calvario, lo que perdona todos nuestros
pecados.
Negarse a
deshacerse del pasado también puede producir sentimientos de culpa, por
sentirnos indignos del perdón. Pero Jesucristo murió en la cruz para que todos
nuestros pecados —pasados, presentes y futuros— pudieran ser perdonados. Esto
es parte del milagro de la gracia.
La verdad
de la Palabra de Dios nos libera de la prisión de la culpa falsa, y nos permite
vivir de la manera en que el Señor quiere. ¿Está usted andando en libertad?
(En
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