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Proverbios 26.4 | Cuando surge el conflicto, con frecuencia queremos defender
nuestra posición. Tal vez, incluso, nos sintamos con el derecho de culpar a
otros. Sin embargo, Santiago 1.19 da un consejo diferente para manejar la
tensión y las controversias: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para airarse”. En otras palabras, se puede lograr más con una
actitud calmada. Además, la Biblia nos dice que debemos…
• Orar. Primero, debemos pedir al Señor que guarde
nuestra boca, y nos dé las palabras adecuadas al hablar (Lc 12.12). También,
debemos pedir discernimiento en cuanto a la raíz del problema, incluyendo la
posibilidad de que la falta puede haber sido nuestra.
• Tratar de ver con la perspectiva divina. Nuestro soberano Dios hace que
todas las situaciones obren a favor del creyente (Ro 8.28). Él no solo utiliza
las dificultades para enseñarnos, sino que también nos permite demostrar la
vida de Cristo en nosotros por la manera como respondemos.
• Perdonar. Aunque otra persona nos haya herido, debemos perdonar.
Jesús murió para perdonar todos nuestros pecados, y nosotros, por nuestra
parte, debemos perdonar a los demás. De hecho, si no lo hacemos, nuestra vida
se verá agobiada por el resentimiento.
• Responder. Si hemos hecho algo que no está bien, debemos
pedir perdón. Pero si la culpa no es nuestra, podemos aun así manifestar
aprecio a la otra persona y decirle que daremos atención cuidadosa a sus
comentarios.
¿Cómo
responde usted a los conflictos? Pídale a Dios que le dé la entereza para
mantener la calma y hacer lo correcto.
(En
Contacto)
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