LEA: Salmo
27:4-14 | En 1972, la cámara Polaroid SX-70 revolucionó el mundo de la
fotografía. Un artículo de una revista la describía como «un milagro de la física,
la óptica y la electrónica». Cuando se tomaba la foto, «un cuadrado negro salía
del frontal de la cámara y se revelaba delante de nuestros ojos». La gente
quedó atrapada con la rapidez y lo inmediato de los resultados.
Oswald
Chambers percibió una estrecha relación entre nuestro deseo de lo inmediato y
las pasiones descontroladas, a las que definió como «simplemente querer tener
algo al instante: un deseo corporal o un bien espiritual […]. No puedo esperar
el tiempo de Dios, Él es demasiado indiferente; así obran las pasiones».
En el Salmo
27, David escribió sobre esperar en Dios durante una gran dificultad, cuando no
hay soluciones a la vista. En vez de desesperarse, siguió confiando en que
vería «la bondad del Señor en la tierra de los vivientes» (v. 13).
Vivimos en
un mundo que adora lo inmediato. Cuando parece que no hay señales de que se
cumplirán nuestros anhelos más profundos, el salmista nos insta a aferrarnos al
Dios eterno. «Aguarda al Señor; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera
al Señor» (v. 14).
Para
aplacar nuestras ansias de lo inmediato debemos enfocarnos en lo eterno.
(Nuestro
Pan Diario)
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