Dios quiere
hacer grandes cosas a través de nosotros. Quiere expresar Su amor al mundo a
través de nosotros. Así que si estamos aferrándonos a una cosa que se
interponga en el camino de lo que Él quiere lograr -alguna obstinación, alguna
negativa de confiar en Él para todo- Él nos lo señala.
A veces
Dios quiere que agreguemos algo a nuestras vidas antes de que Él traiga lo
mejor. Esto puede implicar algo que no hemos hecho, por lo que Él quiere que
nos preguntemos: “¿He tardado en responder a algo que Dios me ha pedido que
haga?”
Encontramos
un ejemplo de esto en Hechos, cuando los discípulos agregaron un nuevo miembro
para reemplazar a Judas. Mientras estaban en el aposento alto, echaron suertes
y escogieron a Matías. Parecía una cosa tan pequeña. Estos mismos hombres
habían visto a Jesús obrar milagros, abrir los ojos de los ciegos, echar fuera
demonios, incluso levantar a un hombre de entre los muertos. Habían visto el
avance del reino de Dios en la tierra como nunca antes en la historia. Y cuando
Cristo ascendió al cielo, les dio esta increíble palabra: “Ustedes van a hacer
aún mayores obras, una vez que les envíe mi Espíritu. Él les dará el poder. Las
cosas más grandes están por venir”(vea Hechos 1:1-8).
De hecho,
estos mismos discípulos irían más allá de Israel y el Medio Oriente, Europa,
India y África, predicando las buenas nuevas de Cristo a las naciones, todo en
su generación. ¿Cuál era la importancia de agregar otro discípulo? Ellos lo
hicieron por una simple razón: Pedro sintió que era algo que Dios quería que
hicieran.
“En
aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos…y dijo: ‘Varones
hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura que el Espíritu Santo
habló antes por boca de David acerca de Judas. . . y era contado con nosotros,
y tenía parte en este ministerio’”(Hechos 1:15-17). Pedro se refirió al Salmo
109:8: “Tome otro su oficio”.
Aquí hay
una gran lección para la iglesia de Cristo de hoy en día. Esto es, nunca
ignores un conflicto inquietante del corazón, no importa cuán pequeño sea. Dios
pone su dedo sobre estos asuntos por una razón: para revelar la respuesta de
nuestro corazón a Él. ¡Las cosas más grandes están por venir!
(Blog de
David Wilkerson, fallecido)
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