domingo, 12 de mayo de 2013

Etapas de la vida



 LEA: Lucas 2:6-7, 25-35  |  Cuando era pastor, gran parte de mi ministerio estaba dedicado a las madres. Las visitaba en el hospital y me regocijaba con ellas por sus preciosos bebés que acababan de llegar a este mundo.

 Aconsejaba a las madres ansiosas y trababa de consolarlas asegurándoles que Dios cuidaba a sus hijos adolescentes rebeldes. Acompañaba a otras junto a las camas de sus hijos heridos o enfermos, y percibía cuánto sufrían. Y lloraba con ellas ante el dolor de la muerte de un hijo.

María, la madre de Jesús, también experimentó momentos de gozo y de tristeza. Qué alegría habrá sentido cuando nació el niñito Jesús (Lucas 2:7); qué emoción cuando los pastores y los sabios fueron a adorarlo (vv. 8-20; Mateo 2:1-12); qué intranquilidad cuando Simeón profetizó que una espada le atravesaría el alma (Lucas 2:35); ¡y qué sufrimiento desgarrador mientras veía a su Hijo muriendo en la cruz (Juan 19:25-30)! Pero sus etapas como madre no terminaron con aquella escena terrible, sino que también se regocijó cuando Jesús resucitó de la tumba.

Las madres, y todos los demás, experimentan muchas alegrías intensas y tristezas profundas, pero cuando entregamos nuestro ser al Señor, cada etapa de la vida puede servir para cumplir los eternos propósitos divinos.

Ser madre implica una comunión sagrada con Dios.

(Nuestro Pan Diario)

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