LEA: 2
Timoteo 2:19-26 | Mientras mi hijo estaba en casa de visita,
una mañana, golpeó a la puerta de mi oficina y me preguntó qué estaba haciendo.
«Me estoy preparando para la escuela dominical», le respondí. Entonces,
pensando en todo el tiempo que pasaba en mi oficina, agregué: «Parece que
siempre estoy preparándome para algo».
Doy gracias
a Dios por las oportunidades que me brinda de interactuar con otros. No
obstante, siempre produce un poco de estrés estar siempre preparando algo para
alguien. Resulta difícil equilibrar las prioridades cuando la presión para
preparar una lección, un mensaje o un documento da vueltas en la mente
continuamente.
Esta idea
de la preparación constante me intrigaba, así que busqué en la Biblia para ver
si habla del tema, y encontré que se nos insta a estar preparándonos siempre.
Un corazón dedicado a Dios debe prepararse para servirlo (1 Samuel 7:3);
tenemos que estar preparados para hacer buenas obras (2 Timoteo 2:21) y para
defender la verdad de las Escrituras (1 Pedro 3:15); y Pablo nos recuerda que
aun nuestras ofrendas requieren una planificación (2 Corintios 9:5).
Esto es
solo el comienzo. Vivir una vida agradable al Señor exige preparación mental,
espiritual y física. Pero no hay por qué estresarse, ya que Él nos capacita con
su poder. Pidámosle que nos guíe mientras nos preparamos para servirlo,
honrarlo y hablar a otros de Él.
La mejor
manera de prepararse para el mañana es utilizar bien el hoy.
(Nuestro
Pan Diario)
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