Leer | FILIPENSES 2.12-16 | Algunos
de los testimonios más poderosos provienen de personas que han pasado por
circunstancias dolorosas. Considere cómo se ha extendido el evangelio en partes
del mundo donde abundan la pobreza y la opresión. Piense ahora en cómo le han
impactado a usted las historias de quienes antes fueron criminales, víctimas de
abusos y prisioneros por la fe. El poder de Dios se manifiesta en los momentos
de mayor debilidad del ser humano.
La respuesta de los creyentes a
las crisis determinará si se convierten en testigos más útiles como resultado
de las dificultades. Muchas personas cometen el error de concentrarse en la
voluntad del hombre, en vez de hacerlo en la soberanía del Señor. Por eso les
resulta imposible creer que el Señor sacará resultados positivos de su dolor.
Quienes se sobreponen a sus
circunstancias, entienden que Dios usa cada experiencia para bien de sus vidas
(Ro 8.28). Para confiar en ese principio, debemos comprender que lo que
experimentamos está bajo la autoridad de un Padre misericordioso y compasivo.
El tiempo de Pablo en la cárcel
dio mejor y más abundante fruto del que pudo él haber producido de otra manera
(Fil 1.13). Presentó el evangelio a la élite militar romana, debido a que
estuvo encadenado a soldados, día tras día, durante años. Cuando dirigimos
nuestra atención a Cristo, Él nos muestra oportunidades para alcanzar a otras
personas con el evangelio. Son, en muchos casos, oportunidades que no habríamos
tenido, a no ser por las circunstancias difíciles que Dios ha permitido que
lleguen a nuestra vida.
(En Contacto)
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