Dios
todavía elige al débil para revelar Su fuerza. ¿Alguna vez te has afligido por
tu debilidad? ¿Te has sentido insignificante, frágil e inútil para Dios? ¿Has
mirado a otros que parecen ser tan fuertes y perfectos, y en comparación a
ellos has pensado de ti mismo que eres demasiado pecador y lerdo para ser usado
por Dios? Dios no está buscando gigantes espirituales, sino más bien está
buscando santos comunes y corrientes, con la fe de un niño y que hayan perdido
toda la confianza en la carne.
Dios va a
confundir a los fuertes y sabios ungiendo como Sus instrumentos a los que se
consideran débiles y tontos. El Señor pasará por alto a aquellos que confían en
el brazo de la carne, quienes confían en su talento, sus conocimientos, su
experiencia o su reputación familiar. En lugar de eso, levantará a los
abatidos, a los débiles y cansados. El derramará sobre ellos un espíritu de
alabanza y un bautismo de amor. Les mostrara Su grandeza, Su fidelidad, Sus
pactos, y ellos llegarán a ser fuertes en el Señor y en el poder de Su fuerza.
¿Hay un
espíritu en ti que te impulsa a lugares nuevos y más altos en el Señor? ¿Hay un
fuego por Dios encendido en tu interior? ¿Sientes un acercamiento a una fe y
confianza renovada en Dios? ¡Se agradecido! ¡Esa es la llamada de Jesucristo el
Señor!
Sus
promesas para nosotros son grandes y preciosas: “¡Cuán grande es tu bondad que
has guardado para los que te temen, Que has preparado para los que en ti
confían, Delante de los hijos del hombre! En lo secreto de tu presencia los esconderás
de intrigas humanas. En un refugio los guardarás de las contiendas de la
lengua.” (Salmos 31:19-20).
“Antes
bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en
corazón de hombre, Son las que Dios preparó para los que lo aman, pero Dios nos
las reveló por medio del Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun
las profundidades de Dios.” (1 Corintios 2:9-10).
“Sino que
lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios, y lo débil del
mundo escogió Dios, para avergonzar a los fuertes;” (1 Corintios 1:27).
(Blog de
David Wilkerson, fallecido)
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