domingo, 30 de diciembre de 2012

Una carta imperecedera


LEA: Isaías 40:1-8  |   Los miembros de la familia que fundó las tiendas de artesanía Hobby Lobby son creyentes renacidos. Al director, Steve Green, le apasionan las Escrituras y planea fundar un museo bíblico, donde se exhiban libros raros y manuscritos de todo el mundo.

 Declaró: «Nos interesa […] alentar a la gente a considerar lo que [la Biblia] nos quiere decir […]. La meta es crear un museo sobre la historia de la Biblia. Ningún libro ha sido tan perseguido ni amado. Su historia increíble debe ser contada».

 La Biblia ha sido preservada a lo largo del tiempo de maneras impresionantes, y el museo narrará esa historia. Las copias más antiguas que tenemos del Nuevo Testamento son más numerosas y cercanas a la fecha en que vivieron los testigos oculares de los acontecimientos registrados que cualquier otro documento antiguo de aquella época. Sus informes sobre Cristo son más confiables que cualquiera sobre Sócrates o César.

No debería sorprendernos que Dios esté entre bambalinas utilizando personas y circunstancias para transmitir su texto inspirado de redención. Isaías proclamó con elocuencia: «Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre» (Isaías 40:8).

Cuando leemos la Biblia con un corazón abierto, anhelamos compartir su mensaje. Es la carta imperecedera de Dios para cada persona.

Ningún libro se compara con la Biblia.

(Nuestro Pan Diario)

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