Qué haría
usted si de pronto le informan que en las próximas horas morirá? Si tan solo se
formula este interrogante y medita en el, sin duda procurará muchas
alternativas, entre otras, aprovechar al máximo cada instante. Arreglar todo en
casa y en el trabajo, quizá tomar un seguro de vida y hasta habrá quien diga
que tomará un crédito para financiar un viaje a través del mundo entero.
Sin
embargo, alguien que vivió esa situación, optó por el mejor camino: ir a Dios
en oración. Jamás olvide, la oración cambia la historia.
Cuando volvemos nuestra mirada al Señor, Él obra poderosamente. Los milagros
ocurren. Lo que marca la diferencia, sin duda, es la oración.
Comparto
con usted cinco principios, sencillos y prácticos, que le permitirán moverse en
la dimensión sobrenatural de los milagros de Dios:
1.
Estar siempre preparados para partir
Los seres
humanos creemos, y sin duda equivocada, que la vida presente es para siempre.
Dilatamos decisiones. Recuerdo, por ejemplo, a un trabajador de la construcción
al que siempre invitaba a la reunión cristiana. “Será el próximo fin de
semana”, me decía. Y un período festivo le reanudé la invitación. “Otro día
será”, me respondió. El sábado en la noche murió, en un accidente. Partió a la
eternidad sin Cristo en su corazón.
No tenemos
asegurado el mañana, ni siquiera el presente. Esa es la razón por la que
debemos estar preparados para partir a la eternidad en cualquier momento. Tener
las maletas siempre listas.
El rey
Ezequías, uno de los más consagrados en la historia de Israel y Judá, estaba
atravesando por su mejor momento, no solo como persona sino como gobernante.
Camino al éxito, diría yo.
Las
Escrituras señalan que, justo cuando estaba avanzando en todas las áreas de su
existencia, llegó un mensaje muy particular: “Por ese tiempo, Ezequías se enfermó
gravemente, y el profeta Isaías, hijo de Amoz, fue a visitarlo. Le dio al rey
el siguiente mensaje: «Esto dice el Señor: “Pon tus asuntos en orden porque vas
a morir. No te recuperarás de esta enfermedad”».”(2 Reyes 20:1. Nueva
Traducción Viviente)
Permítame
formularle una pregunta: ¿Está preparado para partir a la eternidad?¿Hay algo
que deba arroglar?¿Su relación de pareja o con los hijos, tal vez? Hoy es el
día para que, si identifica errores, aplique correctivos. Es tiempo de cambiar.
2.
En medio de la crisis el camino es la oración
¿Qué
hacemos cuando hay crisis en nuestra vida? ¿A quién acudimos? Son dos sencillas
preguntas que deben llevarlo a reflexionar. Ahora, ligado a esto, un tercer
interrogante: ¿Busca a Dios en medio de la crisis o es el último recurso al que
acude?
Piense por
un instante en un hombre al que le acaban de decir que arregle todo porque va a
morir. ¿Se dejó arrastrar por la desilusión? Por cierto que no. El rey Ezequías
buscó el rostro de Dios en oración, como dicen las Escrituras: “Cuando
Ezequías oyó el mensaje, volvió su rostro hacia la pared y oró al Señor:
«Acuérdate, oh Señor, que siempre te he sido fiel y te he servido con singular
determinación, haciendo siempre lo que te agrada»; y el rey se echó a llorar
amargamente. ·” (2 Reyes 20:2, 3. Nueva Traducción Viviente)
Orar. Esa
es la clave. En los innumerables correos que me llegan diariamente, la
respuesta invariablemente, cuando la persona atraviesa un período de crisis
profundo, es que busque al Señor en oración. Tengo la firme convicción y espero
que el Señor la deje sembrada en usted hoy que la oración cambia la historia.
3.
Dios escucha nuestras oraciones
Alguien me
dijo en cierta ocasión, bastante apesadumbrado: “Dios pareciera que no me
escucha. Las oraciones se quedan en mi cuarto. No llegan a Su presencia”. Debí
aclararle que no es así. Él, nuestro amoroso Padre no solamente nos oye sino
que desea responder a nuestro clamor.
Si queremos
movernos en la dimensión sobrenatural de Dios, esa dimensión en la que ocurren
los milagros, es necesario que busquemos Su rostro en oración...
Ese mismo
Dios que nos ama, que cuida de nosotros y que desea responder a nuestras
necesidades, fue el que oyó el clamor de Ezequías: “Sin embargo, antes de que Isaías saliera
del patio central, recibió este mensaje
de parte del Señor: «Regresa y dile a Ezequías, el líder de mi pueblo: “Esto
dice el Señor, Dios de tu antepasado David: ‘He oído tu oración y he visto tus
lágrimas. Voy a sanarte y en tres días te levantarás de la cama e irás al
templo del Señor. Te añadiré quince años más de vida y te rescataré del rey de
Asiria junto con esta ciudad. Defenderé esta ciudad por mi propia honra y por
amor a mi siervo David’” (2 Reyes 20:4-6, Nueva Traducción Viviente)
El corazón
de Dios fue conmovido por la oración de Ezequías. Aun cuando ya había tomado
una decisión, cambio el curso de la historia. Escuchó la petición del monarca
judío. Eso es lo mismo que ocurre hoy. ¡Él nos oye! No deje de clamar; no se
desanime… Persevere en oración hasta la victoria.
4.
Dios obra de maneras extrañas
La forma
como opera Dios es extraña. Él como habilidoso ajedrecista, sabe mover las
fichas. Lo hace de una manera que rompe toda nuestra lógica. Muchas veces he
quedado sorprendido al verlo obrar. Estoy seguro que usted también.
¿Cómo obró
Dios la sanidad en el rey Ezequías? A través de un preparado de higos, algo que
rompía todo esquema para la época: “Entonces Isaías dijo: «Preparen un ungüento de higos».
Así que los sirvientes de Ezequías untaron el ungüento sobre la llaga, ¡y
Ezequías se recuperó!”(2 Reyes 20:7. Nueva Traducción Viviente)
Cuando
comenzamos a movernos en la dimensión sobrenatural de Dios, los milagros
ocurren y de manera inverosímil, porque Él se especializa en hacer posible lo
imposible.
5.
Dios cumple sus promesas
La Biblia
contiene infinidad de promesas de milagros y de bendiciones. Y, como hombres y
mujeres de fe, debemos aferrarnos a esas promesas. Los milagros sencillamente
ocurren. Basta creen y movernos en esa dimensión, la de la fe, para que lo
imposible se haga posible.
Dice el
texto Bíblico que: “Mientras tanto, Ezequías le había preguntado a Isaías:
—¿Qué señal dará el Señor como prueba de que me sanará y en tres días iré al
templo del Señor? Isaías contestó: —Esta es la señal del Señor para demostrar que
cumplirá lo que ha prometido: ¿te gustaría que la sombra del reloj solar se
adelantara diez gradas o que se atrasara diez gradas? —La sombra siempre se mueve hacia adelante
—respondió Ezequías—, así que eso sería fácil. Mejor haz que retroceda diez gradas.
Entonces el profeta Isaías le pidió al Señor que lo hiciera, ¡y el Señor hizo
retroceder diez gradas la sombra del reloj solar de Acaz!”(2 Reyes 20:8-11.
Nueva Traducción Viviente)
Creer y
movernos en la dimensión de milagros. ¿Cómo comienza el proceso? Con la
oración. Jamás olvide: La oración cambia la historia.
Desconozco
cuál sea su situación; lo que sí puedo asegurarle es que el poder de Dios no
tiene límites y él obrará un milagro si se lo pide en oración. ¡Su historia
puede cambiar si hay oración de por medio!
A propósito
de acercarnos a Dios, ¿ya recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador? No
deje para mañana la decisión que puede marcar un cambio definitivo en su
existencia. Recuerde que tomado de la mano del Señor Jesús emprendemos el
maravilloso y apasionante camino hacia el crecimiento personal y espiritual.
¡Hoy es el día para decidirse! Ábrale las puertas de su corazón a Jesús.
(Fernando
Alexis Jiménez, Estudios Bíblicos)
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