Lectura: 1
Timoteo 4:6-11 |… el ejercicio físico
trae algún provecho, la piedad es útil para todo… —1 Timoteo 4:8 nvi
El Año
Nuevo suele ser un momento cuando decidimos cuidarnos mejor: hacer ejercicio,
comer correctamente y, tal vez, bajar algunos de los kilos que incorporamos
durante las fiestas. Pablo dice: «… el ejercicio físico trae algún provecho…»
(1 Timoteo 4:8 nvi); por eso, me esfuerzo para alcanzar la mejor condición
física posible. Trato de comer más o menos lo correcto, aunque me encanta el
pollo frito. Levanto pesas y camino, pero sé que mi cuerpo no va a seguir mucho
tiempo en este mundo. Su fuerza está disminuyendo.
Es mejor
concentrarse en la piedad porque tiene promesa para esta vida y para la
venidera (v. 8). En contraposición al antiguo adagio, hay algo que, después de
todo, sí podemos llevar con nosotros.
La piedad
puede parecer aburrida, atemorizante e inalcanzable, pero su esencia es,
simplemente, el amor generoso: ocuparse más de los demás que de uno mismo. Esta
clase de amor es difícil que aparezca, pero surge al estar en la presencia del
amor personificado. Crecemos en amor y nos volvemos más amorosos cuando nos
sentamos a los pies de Jesús, lo escuchamos y charlamos con Él. De este modo,
nos asemejamos cada vez más a Aquel que es amor (1 Juan 4:8).
A mí me
parece que la vida es un viaje hacia el amor y que no hay nada más hermoso que
una persona piadosa. Sin duda, el ejercicio físico es bueno, pero hay algo
muchísimo mejor: amar.
—DHR
El amor es
la piedad en acción.
(El
Versículo del Día)
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