Enfoque a
la Familia | Mis ojos se abrieron a un silencio extraño, inquietante. Me di la
vuelta y miré a los números rojos en mi reloj despertador: 8:32. No se había
apagado, y se me había hecho tarde para Sociología. Salté de la cama, me puse
la ropa de ayer y me precipité hacia la puerta. En la autopista, refunfuñaba a
los conductores lentos. ¿No se dan cuenta de que estoy tarde? Atravesando las
puertas de la Universidad de Portland, miré el reloj en mi auto, sólo para
descubrir que mi despertador junto a la cama tenía una hora adelantada y aún me
quedaban veinte minutos de sobra.
Mis años
universitarios fueron permeados por la ansiedad con respecto al tiempo, - nunca
había bastante de él. Me seguía preguntando cómo podría conseguir terminar
todas mis lecturas pendientes, escribir mis trabajos, prepararme para los
exámenes, estar con los amigos, dormir, ir a la iglesia y trabajar con los
adolescentes sin hogar, todo en un día de 24 horas. ¡Muy poco tiempo para hacer
tanto!
Cada mañana
saltaba de mi cama a la “banda sin fin” que corre el tiempo y jadeaba mi
recorrido a través del día delante de mí. No importaba lo rápido que iba, me
quedaba corta en mis metas. Nunca estaba haciendo lo suficiente, y lo que yo si
logré hacer no se hizo de la forma más expedita, eficiente y eficaz como se
debió haber hecho.
La
tecnología le pone combustible a la banda sin fin del tiempo. Teléfonos
móviles, DSL (línea de suscripción digital), llamadas en espera, identificador
de llamadas… no ahorran tiempo más de lo que lo aceleran y lo complican. ¿Por
qué tener una conversación telefónica cuando podría estar teniendo dos? ¿Por
qué enfocarse en escribir un sólo artículo, cuando al mismo tiempo podrías
estar redactando atropelladamente una docena de correos electrónicos? ¿Por qué
tomar un largo paseo, hacer una pausa y reflexionar sobre el cambio de luz del
otoño, cuando también podría estar conversando por mi teléfono celular?
Separando el
trigo de la paja
Por extraño
que parezca, a pesar de la prosperidad generalizada, nuestra generación se
siente pobre. Nuestra mentalidad de pobreza no se relaciona con nuestra
existencia material, sino con nuestra relación con el tiempo. Nuestra
generación pellizca minutos o, más exactamente, somos pellizcados por minutos.
Sólo sobrevivimos, sintiendo que el tiempo se mueve más rápido que nosotros;
sin embargo, uno de estos días podría acabar pasando sobre nosotros por
completo.
Mi madre es
corredora de bienes raíces, y se encuentra con la mentalidad de la era de la
Depresión todo el tiempo, mientras escudriña hogares llenos de cursilerías.
Ella encontrará una vieja máquina lavadora con escurridor de ropa que ha sido
sustituido por un nuevo modelo, sin embargo, el viejo escurridor aún no ha sido
desechado. El trabajo de mi mamá es llevar un ojo que discierne (y un basurero
gigante) para ordenar a través de todo esto. Se separa el trigo de la paja,
recuperando todo lo que es valioso y botando todo lo que no es.
Nuestra
tarea, cuando se trata de tiempo, puede ser similar a la de mi madre. Tal vez
dejamos que nuestros días se llenen de basura, simplemente porque tememos a
ciertos momentos vacíos. O tal vez no queremos dejar que una sola oportunidad
se nos pase por alto, así que decimos que sí a más de lo que podemos manejar.
La exasperada Marta del Nuevo Testamento, quien hace todo para los demás y
luego los castiga por ello, puede establecer su residencia en nuestro propio
corazón. Marta es una mujer para hacerse cargo de las cosas, ella hace que las
cosas se hagan. Ella es un ícono de la productividad. Pero en el gran esquema
de las cosas, se está perdiendo.
En lugar de
jadear mis días universitarios en la banda sin fin del tiempo, pude haber
disminuido mi marcha en mí misma. Mirando hacia atrás, veo atajos que me
hubieran ayudado a estar menos agotada. Me hubiera relajado un poco sobre mi
G.P.A. (Promedio Ponderado) Pude haber hojeado más libros, y haberle dicho no a
unas cuantas personas más. Pude haber ordenado mi vida alrededor de los sabios
consejos de cordura de uno de mis mentores: "Aprende a hacer lo mejor que
puedas en el momento en que te encuentres, con los recursos que tengas."
Las
personas verdaderamente eficaces aprenden a separar el trigo de la paja. Dejan
ir las pequeñeces. Yo no soy tan buena en esto. Una vez, mientras se metía
dentro de un tortuoso documento de veinte páginas, de repente me di cuenta de
que había dejado la bibliografía en casa. Estaba tan frustrada que casi me
derrumbo frente a mi profesor. Su severo rostro se suavizó y negó con la
cabeza. "Jenny, hay grandes cosas en la vida, y hay pequeñas cosas. Ésta
es una cosa pequeña."
El
discernimiento no se trata sólo de aprender a usar nuestro tiempo. Es, en un
sentido más profundo, aprender qué es el tiempo. Cuando nos damos cuenta que
cada momento es un regalo, nuestros días se convierten en una infusión de
gratitud. Mientras escribo, mi pequeña hija mira por la ventana de la sala de
estar. Hace unos instantes, la vi allí, filtrada por la luz del sol al final de
la tarde. Ella me miró, parpadeó y dijo en su mejor idioma infantil: "
Chau- Chau Dios, Sol.". (Traducción: ¡gracias, Dios, por el sol!)
La gratitud
de mi hija me recuerda que es más natural hacer una pausa, para inclinarse
hacia la plenitud del momento que tenemos ante nosotros, que lo que es jadear
nuestra vida en la banda sin fin del tiempo. Ella me recuerda vivir en el
presente, porque como un niña pequeña, eso es lo único que ella conoce.
C.S. Lewis
escribió que el momento actual es, en cierto sentido, el único. "El
presente es el punto en el cual el tiempo toca la eternidad... en él solo, la
libertad y la actualidad se ofrecen. "1
Al Llegar a
ser más exigentes con respecto al tiempo, descubrimos que en realidad tenemos
bastante de él. Podemos acercarnos cada momento armados con esta pregunta: ¿qué
cosa es la más necesaria? Esta pregunta nos ayuda a comprender que hay que
agarrar el trigo y botar la paja. Sólo entonces podremos comprender por qué
"suficiente" es una palabra maravillosa.
* * *
NOTAS
1
Cartas del diablo a su sobrino, Carta XV, pp 68, Nueva York: The Macmillan
Company , 1962.
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