Siria
A medida que el
conflicto en Siria entra en su tercer invierno, hay pocos indicios de
que se detendrá en un corto plazo, independientemente de las esperanzas
puestas en las conversaciones de Ginebra previstas para este enero.
El avance
diplomático de septiembre sobre las armas químicas sirias y su posterior
proceso de destrucción ha tenido poco impacto real en el campo de
batalla. La violencia continúa, cada vez con peores consecuencias
humanitarias. La lucha dentro de las fuerzas opositoras no unidas ha
contribuido al fortalecimiento de las posiciones de los yihadistas. El
Estado Islámico de Irak y Levante, afiliado a Al Qaeda, es una de las
facciones rebeldes más fuertes en gran parte del norte del país. El
Frente Islámico sirio, formado tras la unión de siete grupos rebeldes de
ideología islamista y que dispone de 40.000-50.000 militantes, ahora es
la principal fuerza rebelde en el país, según el periódico francés 'Le
Temps'.
Mientras tanto,
Siria está involucrando lentamente en su guerra al Líbano. La población
del Líbano ha aumentado al menos un 25% durante los años de la guerra
siria. Mientras tanto, la creciente participación de Hezbolá en apoyo
del régimen podría ser una 'guerra preventiva' para mantener a sus
enemigos yihadistas lejos de su territorio.
El presidente del
Instituto ruso de Oriente Medio, Yevgueni Satanovski, está seguro de que
la guerra civil siria continuará en 2014. Según Satanovski, "el Frente
Islámico sustituirá por completo al descompuesto Ejército Libre Sirio".
"Este año se
celebrarán elecciones, en las que Bashar Al Assad tiene todas las
posibilidades de vencer. De este modo, Siria será un país con una guerra
civil de baja intensidad, pero sangrienta y extremadamente cruel, sin
concesiones por ninguna parte", resume el experto.
Irán
En noviembre Irán y
el Sexteto lograron en Ginebra un acuerdo acerca del programa nuclear
del país persa. No obstante, hay una serie de países no interesados en
el cumplimiento de las condiciones de este acuerdo, como Israel, Arabia
Saudita y Catar, entre otros, y nadie puede garantizar que se respete lo
pactado.
Muchos expertos
subrayan que si fracasa el cumplimiento de las condiciones del acuerdo
logrado en Ginebra, una gran guerra es inevitable. "La amenaza de un
ataque por parte de Israel y EE.UU. contra Irán es muy real. Al mismo
tiempo, Tel Aviv tiene un potencial bastante potente para causar graves
daños a la República Islámica. Y los misiles estadounidenses pueden
detener el programa nuclear de Irán por años", cree el analista político
Vladímir Dvorkin.
A su vez, el
politólogo ruso Yevgueni Satanovski opina que, pese a todas las
negociaciones sobre el programa nuclear iraní, Irán tiene todas las
posibilidades de elaborar armas nucleares antes del verano u otoño de
2014. En este contexto el experto no excluye la posibilidad de una gran
guerra regional.
"Los iraníes pueden
producir una bomba nuclear el próximo año. Según los expertos, para
lograrlo necesitan solo 36 semanas, es decir, en agosto-septiembre la
bomba atómica en Irán podría hacerse realidad. No se puede excluir una
gran guerra regional", declaró al portal Firstnews.
El experto cree que
otro escenario más posible para la región es un gran enfrentamiento
entre sunitas y chiitas, que sería más bien "una cadena de guerras
pequeñas". El experto destacó que "el Gobierno iraní protege férreamente
los intereses de los chiitas étnicos, que son atacados por Arabia
Saudita en Siria, Líbano o Irak", agregando que "la gerontocracia
saudita ya pende de un hilo".
Asia Oriental
Situación entre China, Japón y Corea del Sur
En noviembre China
amplió unilateralmente su zona de defensa aérea sobre las islas Senkaku
(Diaoyu para China), que Pekín reclama aunque estén administradas por
Tokio. Como consecuencia, Japón denunció la violación de su soberanía
marítima por parte de China. Casi a la vez Corea del Sur anunció la
ampliación de su zona de defensa aérea al islote disputado Roca Socotra,
que se encuentra en la esfera de los intereses surcoreanos, japoneses y
chinos.
En medio de las
disputas diplomáticas, China está estudiando una reorganización de sus
siete zonas militares para reducirlas a cinco con el objetivo de
responder más rápidamente a una crisis.
Japón, a su vez,
anunció que revisará su Constitución, que desde el final de la Segunda
Guerra Mundial limita sus actividades militares a la legítima defensa.
Existen muchas
especulaciones acerca de si habrá una guerra entre los tres países. Así,
el experto militar japonés Buntaro Kuroi afirmaba en el periódico
'Nikkan Spa' que Japón perderá la guerra contra China si continúa
subestimando las capacidades del Ejército chino de Liberación Popular,
recoge el diario chino 'Want China Times'.
Subrayó que en la
actualidad China es el segundo país más grande del mundo por el tamaño
de los gastos militares y "Japón podría ser derrotado y destruido como
nación en cuestión de segundos, incluso sin el uso de armas nucleares".
El analista ruso
Dmitri Melnikov destaca el papel de EE.UU. en un posible conflicto. Dice
que los estadounidenses "ya han formado ciertos elementos de su 'anillo
de anaconda' en torno a China". Los segmentos más confiables de este
"anillo" son Japón y Corea del Sur. "Estos países encajan bien en el
sistema para proteger los intereses estadounidenses en la región. En sus
territorios se localizan los contingentes 'GI', y estos estados
participan en el sistema de defensa antimisiles peligroso para China".
Mientras tanto este 2
de enero China aprovechó el escándalo de la visita de un ministro
japonés al polémico santuario de Yasukuni y le propuso a Corea del Sur
unir esfuerzos para contrarrestar las ofensas niponas. Todavía no está
claro si la tensión en la región se transformará en un conflicto
militar, pero todos los expertos expresan la misma idea de que si surge,
podría llevar a una enorme cantidad de víctimas mortales.
La península coreana
En la primavera de
2013 la tensión entre las dos Coreas aumentó considerablemente cuando
Corea del Norte declaró que las relaciones en la península habían
entrado en la fase de guerra. Pyongyang incluso anunció que había puesto
fin al Acuerdo de Armisticio de 1953, y aseguró que era capaz de
realizar una "guerra relámpago".
El 1 de enero el
líder norcoreano Kim Jong-un aprovechó su mensaje navideño para advertir
que una nueva guerra en la península podría desatar un desastre
nuclear. La retórica del líder norcoreano deja claro que una guerra en
la región es una opción muy posible. Sin embargo algunos expertos
destacan que, según los estándares de las fuerzas armadas actuales,
Corea del Norte tiene un Ejército muy grande pero sus armas están al
nivel de finales de los 60-principios de los 70.
El redactor jefe de
la revista rusa 'Defensa nacional', Igor Korotchenko, dijo a la agencia
RIA Novosti que se trata de "unas simples declaraciones propagandistas
que de vez en cuando hacen los líderes
norcoreanos". "Corea del Norte no
quiere la guerra, pero con sus declaraciones advierte a Corea del Sur y
a las tropas de EE.UU. que se encuentran en su territorio que el
Ejército norcoreano está preparado para una guerra".
Afganistán
Las elecciones del
próximo año, junto con la continua insurgencia de los talibanes que no
consigue ser aplastada por un Ejército nacional aún incipiente, hacen de
2014 un año crucial para el país. El experto Anatoli el Murid asegura
que es inevitable una escalada de la violencia.
"Parece que la
situación está a punto de repetirse. La retirada de EE.UU. de Afganistán
sin duda estará acompañada por una 'reencarnación' de los talibanes.
Hay diferentes opiniones acerca del camino de vuelta hacia el poder que
elegirán los talibanes, pero no hay duda de que podrán tomar
relativamente sin problemas los territorios del sur habitados
predominantemente por el pueblo pastún. Los gobernadores de Karzai ya
han reducido drásticamente la intensidad de la lucha contra los
talibanes, y prefieren negociar. Los talibanes, a su vez, están
negociando con los estadounidenses, formando sus futuros gobiernos, es
decir, se están preparando para regresar", comentó el politólogo al
portal GlobalConflict.
Hasta 15.000
efectivos extranjeros podrían permanecer en Afganistán después de 2014
si se firma el pacto de seguridad con EE.UU., que debe establecer el
carácter de las relaciones entre los dos países después de la retirada
de las tropas de EE.UU. En particular, debe determinar el estatus y las
obligaciones de las tropas estadounidenses. El presidente afgano, Hamid
Karzai, ha declarado en repetidas ocasiones que el acuerdo será firmado
después de las elecciones presidenciales y generales que tendrán lugar
el 5 de abril de 2014, mientras que EE.UU. insiste en que el acuerdo se
firme antes de los comicios.
Irak
En 2013 la cantidad
de víctimas mortales en Irak alcanzó los 7.818 civiles y 1.050 miembros
de las fuerzas de seguridad, el nivel más alto en 5 años, según la ONU.
La violencia en este país, rico en petróleo y gas y con una ubicación
geopolítica ventajosa, escaló a partir de abril de 2013, cuando el
Gobierno chiita desalojó un campamento sunita que protestaba contra el
Ejecutivo, causando varias muertes.
"En cierto sentido,
Irak es una 'llave' de la 'puerta' de Irán, es decir, si Irak tuviera un
Gobierno hostil a Irán, esto sería una poderosa herramienta de EE.UU. y
Arabia Saudita para presionar a Teherán. Es por eso que en las últimas
semanas la actividad de Washington, Riad, Doha y Kuwait en Irak ha
aumentado sustancialmente", comenta Víctor Titov, historiador y
politólogo experto en políticas en Oriente Medio.
"Al parecer, al
perder la esperanza de una pronta retirada de Al Assad, la coalición
estadounidense-wahhabí decidió acercarse a Irán por otro camino, a
través del vecino Irak, cuyo Gobierno ahora es amigo de Teherán. Se hace
hincapié en incitar al odio étnico y religioso en este país", afirma
Víctor Titov.
Según varios
expertos, para poner fin a la violencia dentro de su país, el Gobierno
iraquí debe cambiar su enfoque radicalmente: debe atraer a los sunitas
iraquíes de nuevo a su lado para que vuelvan a participar en el proceso
político y en su lucha contra Al Qaeda, y mejorar sus propias fronteras.
Además el próximo año es probable que veamos más entrelazados los
conflictos de Irak y Siria a medida que el conflicto sirio debilita al
Estado iraquí erosionando sus fronteras. Bagdad ayuda abiertamente a
Damasco con el fin de evitar la ola islamista en su casa.
Libia
Libia continúa
sumida en el caos tras la intervención occidental en el país en 2011 y
el derrocamiento de Muammar Gaddafi no dio paso al clima político
conciliador que muchos esperaban. Aún no se ha formado el cuerpo que
tendrá que dedicarse a la redacción de la Constitución, se han producido
varios intentos de asesinato contra el actual primer ministro,
Abderrahim al Kib, y la gente tiene cada vez menos confianza en las
instituciones gubernamentales.
La sociedad libia
está dividida en varios niveles: los islamistas luchan contra los
liberales, los conservadores contra los revolucionarios. El Estado está
tratando de restaurar su monopolio del uso de la fuerza a través de las
negociaciones con los militantes, pero aún no ha tenido éxito. Muchos
expertos no dudan que los militantes armados permanecerán en Libia
durante, como mínimo, más de un año.
"En Libia
situaciones como que unos hombres armados puedan sacar de su residencia
al primer ministro y llevarlo a una dirección desconocida… son normales.
Este país ya no existe. Y esto explica por qué algunas provincias
libias ya anuncian su autonomía y eligen a sus propios presidentes",
comenta el politólogo Yevgueni Satanovski.
Sudán del Sur
En Sudán del Sur
existe una inédita rivalidad armada entre los miembros de las etnias
dinka, a la que pertenece el presidente, y nuer, a la que pertenece el
exvicepresidente, acusado de golpista por el primer mandatario. El país
está ante el abismo de una brutal guerra civil, los combates han forzado
a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares y buscar refugio
en los campos de la ONU.
"Mientras los dinka y
los nuer tenían que luchar contra un enemigo común, Sudán del Norte,
estaban unidos. Tan pronto como Sudán del Sur obtuvo la independencia,
comenzó lo mismo que se inicia en cualquiera de esos nidos de reptiles
compinches: ¿quién va a compartir el dinero por el petróleo y quién será
el líder principal?, es lo que les preocupa", indicó el politólogo
Yevgueni Satanovski.
República Centroafricana
A finales de
diciembre, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó el envío al país
de 5.500 soldados más, sumando un total de 12.500.
En marzo de 2013 las
fuerzas rebeldes de la llamada coalición Seleka, dirigidas por Michel
Djotodia, se apoderaron del palacio presidencial en Bangui y se hicieron
con el control sobre toda la capital de la República Centroafricana. El
jefe de Estado, François Bozizé, se vio obligado a abandonar el país
rumbo a la República Democrática del Congo.
En septiembre
Djotodia disolvió Seleka, lo que ha provocado una ola de violencia a
gran escala. En el país hay enfrentamientos entre los rebeldes y los
miembros de Seleka, que se convirtió en una asociación descentralizada
formada por una pluralidad de células separadas. El conflicto también
adquirió un trasfondo religioso, puesto que Seleka está compuesta en su
mayoría por cristianos. Existe peligro de que el conflicto se extienda a
los países vecinos. La ONU ha autorizado la intervención militar en la
República Centroafricana para restablecer la seguridad y proteger a los
civiles. Francia también aprobó el envío de tropas para detener el
enfrentamiento religioso en su excolonia.
Mientras tanto,
algunos expertos indican que la intervención occidental se debe ante
todo al interés de las potencias de defender sus intereses, y no al
pueblo. El analista político Maximiliano Sbarbi Osuna destaca en su blog
que "el interés de las potencias en los recursos y en su situación
geopolítica" indica que "autorizan una intervención militar,
responsabilizando del caos a una supuesta rivalidad étnica o religiosa".
Actualmente, las
minas de oro, diamantes, uranio y cobalto de la República Centroafricana
están controladas por empresas francesas y estadounidenses.
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