LEA: Marcos 10:35-45 | Algunas personas se sienten como una piedrita
perdida en la inmensidad de una montaña. Pero, sin importar cuán
insignificantes nos consideremos, Dios puede utilizarnos de una manera
grandiosa.
En un sermón a principios de 1968, Martin Luther King citó las palabras
de Jesús en Marcos 10 sobre el servicio. Después, declaró: «Todos pueden ser
grandes, porque todos pueden servir. No necesitas tener un título profesional
para hacerlo. No tienes que ser capaz de hablar correctamente para servir.
Tampoco hace falta que sepas sobre Platón y Aristóteles […]. Lo único que
necesitas es tener un corazón lleno de compasión, un alma regenerada por el amor».
Cuando los discípulos de Jesús discutían sobre quién ocuparía los
lugares privilegiados en el cielo, Él señaló: «… el que quiera hacerse grande
entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el
primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos
10:43-45).
¿Y nosotros? ¿Tenemos el mismo concepto sobre la grandeza? ¿Servimos con
alegría y realizamos tareas que tal vez pasen inadvertidas? ¿Nuestro propósito
al servir es agradar al Señor o ganar el reconocimiento de los demás? Si
estamos dispuestos a ser siervos, nuestra vida señalará a Aquel que es
verdaderamente grande.
Lo pequeño hecho en el nombre de Cristo es grande.
(Nuestro Pan Diario)
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