Por Fernando
Alexis Jiménez | Lo que no podía creer Raquel es que Roberto insistiera en
haber encontrado “enseñanzas ocultas” por siglos y que ahora, en uno de los
tantos nombres con los que se camufla la masonería, dijera estar en la senda
correcta. “Creo que hallé el camino hacia Dios”, le dijo.
Él no es el
único. Los sábados en las noches, se reúnen en el barrio, varias personas que
aseguran estar en un proceso de crecimiento espiritual que les ha llevado a ser
nuevas personas. “Las enseñanzas son buenas; he cambiado y creo que mi familia
lo sabe”, aseguró José Manuel, un militante de una corriente espirita que tiene
en su cabeza una amalgama de creencias que no diferencian entre cristianismo y
demonismo.
A Raúl y
Rosa les llamaron la atención porque andaban, a altas horas de la noche,
pegando afiches en una avenida concurrida de la ciudad fijando afiches en los
que invitaban a conferencias gratuitas para el crecimiento del espíritu y poder
llegar a nuevos niveles de iluminación.
–Es como
una epidemia– aseguró un ingeniero de sistemas al analizar el crecimiento
inusitado de la masonería a través de la Internet.—Actualmente tienen más de
tres mil páginas, especialmente en Estados Unidos, México, Chile y Argentina.
Millones de personas de habla hispana las visitan—explicó.
Surgen
muchos interrogantes: ¿Tiene acaso algo de malo la masonería?¿Qué verdad hay
las afirmaciones de que encierran muchas prácticas del ocultismo?¿Qué relación
tiene la masonería con los antiguos cultos de Babilonia?¿Qué nexos podría haber
entre el cristianismo y los masones?
Con el fin
de despejar estas y otras preguntas que sin duda le asaltan, le invito a que
consideremos el origen histórico de la masonería, sus prácticas y la estrecha
relación que tiene con el ocultismo.
Nimrod, gestor del engaño
Irónicamente
el origen del padre de las religiones de engaño que se han mimetizado en la
historia para amparar el ocultismo, viene de Nimrod, un descendiente de Noé
(Cf. Génesis 10:8, 9). Nimrod se estableció en la llanura de Sinar, donde al
mando de millares de personas, se dio a la tarea de construir la torre de Babel
(Cf. Génesis 11)
Nimrod, de
acuerdo con el idioma hebreo, traduce rebelión o el valiente. Hay quienes
aseguran que el nombre puede derivarse del término Ninurta, de la tradición
mesopotámica, la cual se aplicó luego a un dios de la guerra al que también se
lo llamaba el arco, el héroe poderoso.
Los
eruditos coinciden en asegurar que él conocía las leyes de su Creador, pero
odiaba esas leyes. Nimrod pensaba que si él vivía conforme a las reglas del
Creador, no disfrutaría de la vida, exactamente igual a lo que muchas personas
hoy en día han sido llevadas a creer. Él vivía conforme a sus propias leyes, e
intentó probar a otras personas que ellas deberían hacer lo mismo.
Babel la
ciudad construida por Nimrod es de origen acadio y significa “puerta a un dios”
(Génesis 10.10) Su liderazgo trascendió fronteras geográficas. Se convirtió en
el hombre más temido del país. Su poder y riqueza crecieron a la par con
Babilonia.
El nombre
del dios de Babilonia era Bel, lo cual es una forma de Ba`al, que significa
señor o dueño. Otro nombre era Merodac, quien era un “dios de la Guerra”
babilónico (Jeremías 50:2). En el lenguaje hebreo, el nombre era Ba’al era el
dios-sol, consorte de Astoret o Astarté o Istar. Bel era considerado el dios
principal entre muchos ídolos.
Nimrod
aumentó su poder sobre sus súbditos nombrándose el sumo sacerdote de Bel o
Ba’al y de Merodac. Allí en la antigua Babilonia nació la religión falsa que
subrepticiamente se ha introducido prácticamente a toda religión.
Con el pasar de los años, Nimrod construyó
otras ciudades en las planicies de Sinar en Babilonia. Él extendió su reino a
Asiría. Los hijos de Cus, su padre, y sus hermanos, viajaron a los continentes
de Asia y Europa e incluso bajaron hasta los países de Egipto y Etiopía en el
continente de África.
Resulta
sorprendente que muchos de los nombres relacionados con la cultura de
Babilonia, forman parte de las enseñanzas y prácticas de la masonería
contemporánea.
Ciencia y ocultismo tras la cultura babilónica
La
civilización sumerio-acadia, primero, y de Babilonia, más tarde, fueron
culturas avanzadas con un concepto de la educación muy cuidadoso y una religión
de resonancias astrológicas, que se concentraba en los complejos ritos que
probablemente se practicaban en los famosos zigurats.
Los
zigurats -su tipo de construcción más original- eran unas pirámides escalonadas
de las que han quedado algunos vestigios -en ocasiones muy completos-, cuya
función es motivo de controversia para muchos estudiosos, constituían enormes
altares. Lo más probable es que fueran sede de los ritos hierogámicos en los
que la sacerdotisa se unía a la divinidad, representada por el rey o el sumo
sacerdote. Desde la cima de los zigurats los magos y adivinos observasen las
estrellas.
Los
sacerdotes sumerio-acádicos eran instruidos en las edubba (literalmente, “casa
de las tablillas“, puesto que la escritura cuneiforme propia de esta cultura se
consignaba sobre tablillas de barro) y la enseñanza superior incluía temas de
teología y lectura de textos sagrados. Después seguía la formación necesaria
para desempeñar ciertas funciones, ya que el sacerdocio incluía varias
especialidades.
En el
ámbito religioso es muy evidente. Los pueblos que habitaron sucesivamente
Babilonia (amorreos, caldeos, arameos, casitas) eran de mentalidad abierta y no
les importó conservar las tradiciones religiosas que les habían precedido.
La
astrología también desempeñó un papel importante en la religión Babilónica,
hecho sobre el cual Dios advirtió: “Quédate quieta, ahora, con tus maleficios y
con la abundancia de tus hechicerías, en los cuales te has afanado desde tu
juventud; para que tal vez saques provecho, para que tal vez infundas miedo en
la gente. Te has fatigado con la multitud de tus consejeros. Que se pongan de
pie ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las
estrellas, los que divulgan conocimiento en las lunas nuevas respecto a las
cosas que vendrán sobre ti.”(Isaías 47:13)
Dado el
ingente número de dioses, existían muchos templos. En ellos se adoraba a las
estatuas (los dioses se representaban siempre de modo antropomorfo, y su
comportamiento era muy humano en los mitos), que eran limpiadas, vestidas y
alimentadas con ofrendas casi a diario.
Los
demonios, que también eran importantes en la cultura religiosa babilónica, eran
representados como híbridos entre humanos y animales, y su dominio era la
noche. Eran muy temidos, por lo que la figura de los exorcistas era muy
importante.
Como en
Sumer, los sacerdotes y sacerdotisas estaban especializados en distintas
funciones y aunque cambien algunos nombres, seguían siendo especialistas. Sin
embargo, una aportación importante era la del Urigallu, o custodio del templo.
El sumo sacerdote, que estaba por encima de todos los servidores de los dioses,
era denominado Enu.
La mayoría
de divinidades eran de origen astral. Los babilonios pensaban que los astros
eran imágenes de los dioses y que podían influir en el destino humano, por lo
que los observaban y les rendían culto. En Nínive y Babilonia hubo grandes
observatorios donde los astrónomos y astrólogos documentaban, estudiaban y
predecían con precisión eclipses y otros fenómenos, tal vez los primeros de los
que hay constancia escrita en la historia de la humanidad.
Masonería y ocultismo, las dos caras de la
moneda
Detrás de
la Masonería, aun cuando sus principales impulsores se empecinen en negarlo,
hay estrechos nexos con prácticas ocultistas y ejerce una poderosa influencia
sobre millares de personas. Una situación asociada con la advertencia que por
siglos ha hecho Dios con estas corrientes de engaño, las que dominan gracias a
la “A la abundancia de sus hechicerías y al pleno poderío de sus
maleficios.”(Isaías 47:9) Como consecuencia, “Todas las naciones del mundo
fueron extraviadas.”(Apocalipsis 18:23)
Las
estratagemas de error utilizadas por Satanás desde hace muchísimo tiempo a
través de orientaciones seud-religiosas o con visos de filosofía, han estado
latentes a través del tiempo.
A través de
los años la Masonería ha sido conocida por varios nombres: el Oficio, la
Hermandad, la Orden, la Orden Fraternal, la Logia. Líderes masones de los
siglos XVIII y XIX sostenían posibles nexos entre el cristianismo y la
masonería, lo que se constituyó en motivo de engaño para millares de personas
en todo el mundo. Hoy día muchos amalgaman las dos bases, la cristiana y la
masónica, desatando corrientes de engaño muy aceptadas por la sociedad.
Infinidad de personas podrían formar parte involuntariamente de la Logia
pensando que es una extensión de su fe cristiana.
Dios y el Arquitecto del Universo
El dios de
la masonería y el Dios de la Biblia no son lo mismo. Hay una gran diferencia
entre los dos conceptos de Dios. Se considera que el dios masónico, “el Gran
Arquitecto del Universo” (E.G.A.D.U.), está por encima de todos los demás
dioses. De hecho, muchos investigadores consideran que la masonería es la
unificadora de todas las religiones, y que “el cristiano, el hebreo, el
musulmán, el brahmán, los seguidores de Confucio y Zoroastro, pueden reunirse
como hermanos y unirse en oración al único Dios que está por encima de todos
los baales“.
¿Cómo
definir entonces al dios de los masones? En criterio de sus exponentes, reúne
dos características:
1. El dios
de la masonería es una fuerza que mora dentro de las cosas vivas
2. La
religión de los masones tiene una concepción panteísta, muchos dioses
¿Cuál es la
perspectiva de Jehová Dios, en quien creemos los cristianos? Sin duda, que
estar inmersos en la masonería es idolatría y causa de maldición, como enseñan
las Escrituras: “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás… No andaréis en
pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros
contornos; porque el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que
no se inflame el furor de Jehová tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la
tierra” (Deuteronomio 6:13-15).
Es a Dios
únicamente a quien debemos tributar adoración como enseña la Biblia: “Escrito
está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Lucas 4:8).
Pese a que
los textos escriturales son muy claros, los masones pervierten las enseñanzas,
con lo que son abiertamente contrarios a la advertencia: “No añadiréis a la
palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella” (Deuteronomio 4:2).
Cuando las
oraciones masónicas incluyen el nombre de Jesucristo, se refieren sin duda a un
demonioal que asocian con el Gran Arquitecto del Universo, y no con el Hijo de
Dios que murió el la cruz para traernos Salvación y Vida Eterna.
Si bien es
cierto los masones se autodenominan Hijos de la Luz, están en las tinieblas y
Satanás, el padre de la mentira, los mantiene engañados. Recuerde que al masón
se le enseña que, a medida que recibe más luz, crece en perfección. Al crecer
en perfección, él cree que realmente crece su dignidad personal y, al hacerlo,
obtiene una apreciación más profunda de la masonería. Esta comprensión profunda
lleva a un mayor grado de iluminación y permite al masón sentir que ha hecho
todo lo que necesita hacer para la aceptación en la Gran Logia superior. Todo
eso no es más que una bien elaborada doctrina de engaño.
Símbolos ocultos en la masonería
Hay mucho
secreto en la masonería. Desde el principio mismo el Aprendiz Aceptado es
mantenido a la sombra con relación al significado pleno de los símbolos del
Oficio. No se le ofrece una claridad mayor hasta que haya demostrado ser digno
de recibir verdades más profundas.
El masón no
solo debe guardar los secretos de la Logia, sino que debe hacer juramentos
acompañados de severas penas si alguna vez escoge revelarlos. Las penas
masónicas buscan inspirar terror en el candidato. Se le hace creer que las
penalidades que acompañan a los juramentos que hace son llevadas a cabo
realmente.
Los masones
utilizan mucha simbología. Todos los elementos cúlticos tienen una
significación dentro del ocultismo. Por ejemplo, en sus altares, llegan a
colocar una Biblia. Los rituales tienen referencias bíblicas. No obstante, es
para los masones uno de los tantos libros “sagrados” que utilizan. No se
considera a las Escrituras inspiradas por Dios sino como un mero símbolo.
¿Hay salida para el laberinto?
Infinidad
de personas que estuvieron por años inmersas en el ocultismo, lograron escapar.
A otras, por el contrario, se les ha dificultado. Están todavía bajo el engaño
y el temor.
Recuerde
que es imperativo que salga a tiempo de las redes del ocultismo de las que está
revestida la masonería.
El primer
paso es reconocer que Jesucristo es Dios y trae Salvación. Él es quien trae
cambio a nuestras vidas, nos asegura Salvación y vida eterna. El segundo,
renuncie a toda puerta que haya abierto al mundo de las tinieblas a través de
las prácticas y militancia masónica. Es sencillo, puede hacerlo con la
siguiente oración: “Señor Jesucristo, gracias por morir en la cruz por mis
pecados, y traer perdón. Reconozco que por años he estado en la masonería y que
abrí las puertas al mundo de las tinieblas. Hoy cierro toda puerta que haya
abierto y renuncio a mi pasado de pecado y vengo a tu presencia a pedir perdón.
Te reconozco Jesucristo como el Señor de mi vida. Entra en mi vida como mi
Señor y Salvador, y haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”
Puedo
asegurarle que esta sencilla oración marcará la diferencia en su vida desde
hoy. Su vida será renovada por el poder de Dios. Ahora tres recomendaciones
finales. La primera, haga de la oración un principio de vida. Orar es hablar
con Dios. El segundo, lea la Biblia; en ella aprenderá principios que le
llevarán al éxito y, por último, comience a congregarse en una iglesia
cristiana. Puedo asegurarle que jamás se arrepentirá de haber tomado esa
determinación.
(Estudios
de Guerra Espiritual)
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