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Filipenses 4.5 | La negatividad nos afecta tanto espiritual como físicamente.
Basta con pasar tiempo con una persona pesimista para resultar afectados. Por
otra parte, las emociones positivas pueden darnos poder para tener una vida
abundante, como el Señor quiere.
Enfrentar
cada día sabiendo que nuestra fortaleza viene del Señor Jesús, echará fuera la
duda y la ansiedad. Sin embargo, escuchar malos consejos, tener actitudes
negativas, vivir en pecado o con sentimientos de culpa, impedirán que nuestro
corazón encuentre confianza plena en Dios.
Por el
contrario, podemos desarrollar intencionalmente confianza en Dios todopoderoso
madurando en la fe. Meditar en la lectura de la Palabra, acercarse al Señor en
oración, y decidir creer en Él, son maneras de fortalecer nuestra relación con
el Padre celestial. Cuanto más profunda sea nuestra relación con Él, más sólida
llegará a ser nuestra confianza.
Como
cristianos, tenemos todas las razones del mundo para sentir confianza porque
tenemos la presencia misma de Dios viviendo dentro de nosotros (Jn 14.17), y
además gozamos de su paz, su poder y su ayuda (Fil 4.7, 13, 19).
Nuestro
mundo está lleno de desconfianza, temor e incertidumbre. Pero no se deje llevar
por mensajes negativos, que pueden hacerle perder la confianza que Dios da a
sus hijos. Por el contrario, enfóquese en la verdad de las Sagradas Escrituras,
como también en la gloria y la victoria del Señor Jesús. Deje que el amor
perfecto de Él eche fuera su temor (1 Jn 4.18).
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