He Sido Invitado… ¿Debo Ir? “Yo me alegré con los que me decían: A la
casa del Señor iremos” (Salmos 122:1).
“Yo no tengo que frecuentar todo debate a que
soy invitado.” (Colleen Spencer)
Solemos
recibir muchas invitaciones durante nuestra vida aquí en este mundo. Somos
invitados para ir a matrimonios de amigos, a visitar una feria cualquiera, a ir
al cine o teatro, etc. No hay cualquier problema en comparecer a estos lugares.
Vivimos en sociedad y necesitamos mostrar simpatía y atención a las personas
con quienes nos relacionamos.
Pero, ni
todas las invitaciones que recibimos deben ser aceptadas. Muchas de ellas
perjudican nuestra vida espiritual y nos alejan de la comunión con nuestro
Dios.
Cuando un
amigo nos invita a ir a una fiesta, en el momento en el que vendríamos a estar
yendo a la casa del Señor, nuestra respuesta debe ser: no. Cuando la invitación
recibida envuelve bebidas, humo, drogas, y otras cosas nocivas a nuestro cuerpo
o espíritu, la respuesta también debe ser: no. Cuando nos llaman para ir a
lugares extraños, a cultos no cristianos, a orgías y otras actitudes condenadas
por la Palabra de Dios, es claro que debemos decir con firmeza: no.
No debemos
ir adonde Dios no está. No debemos seguir un camino cuando Cristo no puede acompañarnos. No debemos participar de
actividades que avergüenzan el nombre del Señor. Somos hijos de Dios, comprados
con la sangre de nuestro Salvador, herederos del reino preparado desde antes de
la fundación del mundo. Somos benditos del Padre y, como tales, debemos
honrarlo en todo.
Tengo
placer en aceptar la invitación para testificar de las bendiciones recibidas.
Me quedo muy contento cuando soy invitado a proclamar la salvación en
Jesucristo.
El salmista se alegró al ir a la casa del
Señor. ¿Qué tipo de invitación alegra su corazón?
Fuente:
Devocionales Cristianos
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