Jesús es
alguien con quien puedes ser completamente real. Puedes pasar el rato con Él y
ser tú mismo, sin ninguna pretensión y nada de actuación. Jesús es siempre
amoroso contigo y puedes hablar con Él sobre cualquier tema. A Él le gusta
conversar contigo acerca de tus sueños, aspiraciones y esperanzas. Él quiere
sanarte de las cosas de tu pasado con las que pudieras estar luchando. Está
interesado en tus retos actuales. Él quiere llorar contigo cuando estás abatido
y regocijarse contigo en todas tus victorias.
Jesús es el
amor y la ternura personificados. Ten cuidado de no confundir su ternura con
las imágenes afeminadas y débiles que has visto representadas en algunos
cuadros tradicionales de Jesús. Él es ternura y fuerza envueltas en uno. Él es
mansedumbre y majestad, virilidad y deidad, terciopelo y acero. Como ves, a
veces, cuando tratamos de ser firmes y fuertes, arrasamos los sentimientos de
las personas y terminamos hiriéndolas con nuestras palabras. Cuando tratamos de
ser tiernos, tenemos una sobredosis de bondad y nos reducimos a felpudos hasta
terminar siendo aprovechados por otros.
Desviémonos
de nosotros mismos y miremos a Jesús. Él pudo forzar severamente a un grupo de
fariseos intrigantes a dar marcha atrás en una instancia, desafiándolos y
diciendo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la
piedra contra ella” (Juan 8:7). En el siguiente momento, ese mismo Jesús pudo
mirar directamente a los ojos a una quebrantada mujer sorprendida en adulterio,
y con compasión resonando profundamente en su voz, preguntarle: “Mujer, ¿dónde
están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ni yo te condeno; vete y no
peques más” (Juan 8:10-11).
¡Ese es
nuestro Dios!
En un
momento, un Jesús cansado podía estar profundamente dormido en la barca de un
pescador barrida por el viento, ajeno a las turbulentas aguas de Galilea estrellándose
contra la desventurada embarcación. Pero en el momento siguiente, puedes verlo
mirando sin pestañear a las olas que azotaban, sus brazos de carpintero bien
formados elevados al cielo. Con su sola declaración de autoridad absoluta sobre
el cielo y la tierra, las olas se sometieron y se calmaron instantáneamente en
un espejo de plácida quietud (Marcos 4:37-39).
Jesús es
cien por ciento Hombre y al mismo tiempo es cien por ciento Dios. Como Hombre,
entiende y se identifica con todo lo que has pasado, estás pasando y pasarás en
esta vida. Pero como Dios de amor, todo su poder, autoridad y recursos están a
tu favor. Amado, cualquier cosa que estés enfrentando hoy, deja que tu corazón
descanse en su amor perfecto por ti.
Oración de
hoy
Padre,
ayúdame a mantener los ojos en Jesús, que es totalmente amoroso. Te convertiste
en hombre por mí, Señor Jesús, para poder entender hoy todo lo que estoy
pasando y cada emoción que siento. Gracias, Jesús, por no condenarme y por
amarme siempre, y por darme la confianza de que tengo la presencia del todo
amor y todopoderoso Dios-Hombre para ayudarme y prosperarme en cada área de mi
vida
Pensamiento
de hoy
Jesús
entiende y se identifica con todo lo que he pasado, estoy pasando y pasaré en
esta vida.
- Tomado
del libro 100 días favor por Joseph Prince. Publicado por Casa Creación. Usado
con permiso.
Fuente: Vida Cristiana
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