lunes, 25 de junio de 2012

Las siete copas



 Leer Apocalipsis. 15:1-8  | Con los siete sellos hay un interludio entre el sexto y el séptimo sello, para que la iglesia pudiera ser sellada en preparación para las siete trompetas. También hemos visto que las siete trompetas, que se parecen a las plagas sobre Egipto, fueron enviadas para advertir a la humanidad y para llamar a la humanidad al arrepentimiento. 
También vimos que entre la sexta y la séptima - y final - trompeta los dos testigos, representando a la iglesia, también están llamando a la humanidad al arrepentimiento. Aquí, al comienzo de la ira de Dios, vemos un cuadro de los redimidos en cielo que habían sido victoriosos sobre la bestia y su imagen y el número de su nombre. 

Ellos cantan el cántico de Moisés que cantaron los israelitas al cruzar el Mar Rojo. El cántico de Moisés indica el éxodo del mundo y la destrucción de sus enemigos. Esta victoria sobre los egipcios prefiguró la victoria de los redimidos de Dios sobre la bestia, su imagen y su número (Hendriksen). Vienen, a continuación, las siete copas de la ira de Dios que pueden ser comparadas al Mar Rojo que ahogó a los egipcios que siguieron a los israelitas al Mar Rojo (Caird).


 Esto puede ser comparado también al lago de sangre formado del lagar de la ira de Dios en el capítulo anterior (Caird). No hay ningún intervalo entre la sexta y la séptima copa, como lo hay entre la sexta y la séptima trompeta, que se incluyó para que la iglesia pudiera testificar al mundo y hubiera un último llamado al arrepentimiento. 


No hay tal intervalo con las copas porque el tiempo del arrepentimiento ha pasado. En cambio, la escena se movió inexorablemente desde la primera hasta la última copa a medida que se van vertiendo, una tras otra. Las trompetas advierten; las copas son derramadas (Hendriksen).


Esta sección sobre las siete copas puede ser vista como una vista más detallada del lagar de la ira de Dios que se encuentra en Ap. 14:19-20, que está claramente conectado con la venida de Cristo y la cosecha de la edad. En 14:19 encontramos la expresión "lagar de la ira de Dios" y en 15:1 se dice que las siete últimas plagas completan la ira de Dios. En 14:20 encontramos un vasto lago o mar de sangre por una distancia de 1600 estadios; en la segunda copa encontramos que el mar es convertido en sangre como de un hombre muerto (16:3). Si las siete copas son una descripción más detallada del lagar de la ira de Dios, entonces las siete copas ocurren durante el tiempo de gran aflicción justo antes de la Segunda Venida de Cristo. Note la repentina referencia a Su segunda venida durante la sexta copa. Note que en 19:15, que trata con la Segunda Venida, Cristo es descrito como el que pisa el lagar de la ira de Dios Todopoderoso. Uno puede ver también en este pasaje una vista más detallada de la ira de Dios y del Cordero que se menciona por primera vez en 6:16-17. En contra de este punto de vista está el hecho de que el día del Señor traerá una destrucción rápida sobre la humanidad (Sof. 1:18). No parece haber tiempo para las siete copas y el Señor aparece sólo durante la sexta copa. A menos que se incluyan las siete copas en el tiempo de la gran aflicción justo antes del fin, indicado en Lc. 21:25-28, Mt. 24:21-30, Mr. 13:14-27.

Wilcock (p. 146) señala que vez tras vez el mundo será afligido (los sellos). Cada vez que se cause sufrimiento, Dios advierte que no puede ser causado con impunidad (las trompetas). Cada vez que no se hace caso de sus advertencias, Él castigará finalmente a los malhechores (las copas).
Las siete copas pueden ser vistas como la respuesta de Dios a las bestias de cap. 13 y la persecución del pueblo de Dios. Las copas están dirigidas a:
  1. La gente que tenía la marca de la bestia y adoraron su imagen (16:2)
  2. Aquellos que habían derramado la sangre de los santos y los profetas (16:6)
  3. El trono de la bestia y su reino (16:10)
  4. El aire donde Satanás tiene su morada (16:17)
v. 1 - Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios - Ve otra señal en el cielo, así como vio a la mujer (12:1) y el dragón (12:3). Esto presenta una nueva sección. De acuerdo a Wilcock, la nueva sección sobre las plagas comienza realmente en v. 5 con el cambio de escena, así como se presenta a la bestia en Ap. 11:7 antes de su sección principal en cap. 13, y Babilonia es presentada en 14:8 y 16:19 antes de su sección principal en cap. 17. Esto ubica a la primera mención de las copas directamente después del lagar de la ira de Dios, vinculándolos a ambos.

Esta es una señal, así que las siete copas no deben tomarse literalmente, pero eso no quiere decir que no expresen algo que es real. Detrás de cada símbolo hay algo más real que el símbolo. Por ejemplo, el Cordero o la mujer de 12:1, o el dragón de 12:3. Una pregunta clave es ¿cuándo ocurrirá esto? La sexta copa está estrechamente vinculada con la última batalla entre los enemigos de Cristo y el Señor, el día del Señor y la Segunda Venida. La séptima copa describe la destrucción de todas las ciudades, pero la humanidad todavía está en ellas. Sin embargo, la perspectiva es del cielo y los eventos podrían transcurrir a lo largo de la era del evangelio y referirse, por lo tanto, al juicio final de Dios de los individuos mediante desastres "naturales". Este es el punto de vista idealista. El futurista consideraría que todo ocurre en el futuro en algún evento escatológico culminante. Por cierto las copas sexta y séptima son futuras como probablemente lo sean la cuarta y la quinta. Las siete plagas han sido comparadas a veces con la advertencia dada en Lv. 26:21, 24, 28, "si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados". Ellos ignoraron las advertencias de las trompetas así que Dios multiplica sus aflicciones con las copas. Las siete plagas son el derramamiento completo de la ira de Dios. Las trompetas son advertencias, pero estas plagas no son advertencias; son los juicios finales.
Las trompetas advierten, las copas son derramadas (Hendriksen). La séptima copa (16:17) indica la concreción de la ira de Dios. La similitud entre las trompetas y las copas es otro ejemplo de paralelismo. Hendriksen ofrece los siguientes argumentos a favor del paralelismo:
  1. El parecido cercano de las trompetas con las copas
  2. Ambas visiones de las trompetas y de las copas finalizan con la escena del juicio (11:18, 16:17)
  3. La visión de las copas (15:1) tienen una apertura casi idéntica a la de la visión de la mujer y el dragón (12:1)
  4. Las copas son derramadas sobre los que tienen la marca de la bestia. Esto es muy general históricamente
  5. Tenemos, en la visión de las copas (16:13), una descripción de las mismas fuerzas del mal que en la visión del dragón (12:3), la bestia del mar (13:1) y la bestia de la tierra (13:11)
v. 2 - Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios - Wilcock argumenta que esta sección de los redimidos victoriosos pertenece al final de la sección anterior, después de la cosecha. Las plagas sólo se presentan en 15:1 y la sección sobre las plagas comienza en v. 5, con la frase "después de estas cosas miré..." que presenta un cambio de punto de vista. El cántico de victoria de los redimidos parece más apropiado a la sección anterior que ahora ve a los santos en el cielo después de la cosecha. La próxima escena comienza con la apertura del Tabernáculo del testimonio.

Así como Satanás se paró junto al mar en 13:1, el pueblo de Dios está mirando. Así como cuando los israelitas cruzaron el Mar Rojo y los egipcios fueron destruidos y cantaron entonces el cántico de Moisés (Ex. 15), el pueblo de Dios se para a la orilla de un mar celestial antes de cantar el cántico de Moisés. Podría haber un vínculo a las aguas del bautismo que también están vinculadas con el Mar Rojo (1 Cor. 10:2). Este es el mismo mar de vidrio que se ve en 4:6, sólo que está mezclado con fuego por el juicio venidero (8:5, 7).

Es la misma palabra griega que se traduce aquí como "victorioso" (gr. nikao) la que se traduce como "vencer" en 11:7 cuando la bestia vence a los dos testigos y se traduce "vencer" en 13:7, cuando la bestia hace guerra contra los santos. Los que han sido victoriosos contra la bestia son los que no adoraron a la bestia o a su imagen o no han recibido su marca (20:4). Ellos soportaron pacientemente su persecución y permanecieron fieles a Jesús (13:10). Están ahora en el cielo, son mártires (ya sea por su testimonio o por su muerte), han vencido (nikao) al diablo por la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte (12:11). Tenían arpas como lo hicieron los 144.000 de 14:1-3, así que es probable que ambos grupos sean los mismo, así como los 144.000 de 7:3 son lo mismo que la gran multitud de 7:9.

v. 3 - Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero - El cántico de Moisés fue cantado después de la liberación a través del Mar Rojo, después que vieron el gran poder del Señor desplegado contra los egipcios, cuando fueron destruidos (ver Ex. 15). Debe notarse también que estas plagas son también similares a las plagas de Egipto, pero los egipcios no fueron destruidos finalmente hasta que entraron al Mar Rojo. Hay otro cántico de Moisés en Dt. 31:30 ff., en este contexto, que habla de la liberación de Dios de su pueblo. Si el cántico de Moisés de Ex. 15 se aplica, pero en el contexto de las siete plagas, entonces el cántico de Moisés de Dt. 31:30 se aplica mejor. No sólo cantaron el cántico de Moisés sino que cantaron el cántico del Cordero, lo que tal vez signifique una canción.

v. 3-4 - diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. {4} ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre?, pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios han manifestado - Así como los israelitas alaban a Dios en el cielo por sus grandes obras al sacarlos de Egipto, el pueblo de Dios en el cielo lo alaba por sus juicios próximos. Debido a la santidad de Dios, Él es perfectamente justo en traer estas plagas que son en respuesta al pecado del hombre. Es Su misericordia la que ha demorado estos juicios finales para que todos los hombres vengan al conocimiento de la verdad y sean salvos (1 Tim. 2:4). Las obras justas debe ser traducido juicios justos. Las copas son sentencias judiciales. En 16:5-7, después de la tercera copa, el ángel declara que Dios es justo en Sus juicios porque la humanidad ha derramado la sangre de los santos, y los mártires contestan lo mismo. Se nos recuerda aquí de nuevo cuán horrendo es, a los ojos de Dios, la persecución de Sus santos. Este versículo también nos recuerda que varios salmos de donde está tomado (Sal. 86:9, 98:1-2, 111:2, 145:17, ver también Dt. 32:4, 1 Sam 2:2, Sof. 2:11). En Zac. 14:16 los sobrevivientes de aquellas naciones que atacan a Jerusalén subirán año tras año para adorar al Rey, el Señor Todopoderoso, y para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Note que todas las naciones vendrán a adorar ante Dios, lo que una vez más enfatiza que Dios sólo debe ser adorado (ver Dn. 7:14).

v. 5 - Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio - Esto es similar a otra ocasión cuando el templo fue abierto mostrando el arca del testimonio (11:19), después de la séptima trompeta y antes de la visión de la mujer vestida del sol y la luna. Algunos ven que esto introduce una nueva perspectiva celestial para la próxima sección (Wilcock, ver también 4:1, 19:11). Caird ve en esto otro ejemplo de la tipología del Éxodo, luego de cruzar el Mar Rojo, la entrega de la ley entre el humo de Sinaí y la erección de la tienda del testimonio. El tabernáculo del testimonio (Ex. 32:21) contenía el Arca del Testimonio (11:19) que contiene las dos tablas del testimonio que testifica contra el pecado del hombre (Ex. 32:15, Dt. 10:4). También puede ser traducido carpa de testimonio, que es también la carpa del mártir. Hendriksen comenta que este santuario está ahora abierto, para que podamos entender que la ira, que está a punto de ser revelada, es la ira de Dios.

v. 6 - y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro - Note que el ángel que recoge las uvas para el lagar de la ira de Dios sale del templo. Las siete plagas pueden compararse a la aflicción de siete partes prometida por Dios a los que lo desobedecen (Lv. 26:24-25). Los ángeles salen del templo, significando la presencia de Dios, y por lo tanto con sanción divina. Uno de los propósitos de este libro es mostrar que los eventos terrenales están bajo el control de Dios. Estaban vestidos de lino limpio y resplandeciente (Hch. 10:30) lo que enfatiza su pureza. Tenían un cinto de oro similar al "Hijo del Hombre" (1:13, ver también Dn. 10:5). Se distinguen de los santos que visten lino blanco.

v. 7 - Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos - Las cuatro criaturas, representando a la naturaleza, ahora le dan las copas a los ángeles, de las que las cuatro primeras afectan a la misma naturaleza. Las copas de oro en 5:8 estaban llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Ahora son usadas para derramar la ira de Dios. Una vez más la ira de Dios es la respuesta de Dios a las oraciones de los santos, al igual que con las trompetas (ver 8:5). El clamor de los mártires para que su sangre sea vengada es contestado en la tercera copa.

v. 8 - Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles - Hay muchos incidentes como éste en las Escrituras, en que la tienda o el templo se llena de una nube de la gloria del Señor (Ex. 40:34-35, 2 Cr. 5:14, Is. 6:3, Is. 30:27, Ez. 10:4). Este versículo enfatiza la determinación de Dios de completar su ira. Nadie podía entrar en el templo hasta que las siete plagas fueran completadas, e indica la determinación de Dios de llevar a cabo estas plagas hasta el final mismo. Es como si la comunión íntima de Dios con los santos no fuera posible hasta que Dios haya tratado con este asunto (xxxx). 

Fuente: Apocalipsis.org

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