(Ap. 14:1) Después miré, y he
aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él
ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y de su
Padre escrito en la frente. {2} Y oí una voz del cielo como estruendo de
muchas aguas, y como sonido de gran trueno; y la voz que oí era como de
arpistas que tocaban sus arpas. {3} Y cantaban un cántico nuevo delante
del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie
podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro
mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. {4} Estos son los que no se
contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al
Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres
como primicias para Dios y para el Cordero; {5} y en sus bocas no fue hallada
mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
Después de la serie de visiones con el dragón
y las dos bestias sigue una serie de visiones más cortas antes de la
visión de las últimas siete plagas. El pasaje plantea la
pregunta, ¿por qué está colocado aquí? En 15:2 vemos
un grupo de santos que claramente se indica que son victoriosos sobre la
bestia. Sin embargo, el punto principal es contrastar a los sellados con la
marca de la bestia con los sellados con el nombre del Cordero y del Padre.
También muestra que los 144.000 de 7:3 están preservados a salvo
ahora en el cielo a pesar de haber sido derrotados y martirizados por las dos
bestias del capítulo anterior. Juan se repite de nuevo en 15:2 al
mostrarnos los victoriosos sobre la bestia, pero nuestro Dios se repite para
que nosotros, sus hijos, podamos recibir el mensaje.
Caird señala que Apocalipsis es una exposición
del Salmo 2, y tiene una referencia al monte de Sion en v. 6, "yo he
puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte". Él ve a los 144.000 como
el ejército del Señor del Señor que sigue a Cristo por
donde va (v. 4), los encuentra nuevamente siguiendo a Cristo en 19:14, 19, y de
nuevo en 17:14. En ambas escenas el contexto es de una batalla. Él
considera su numeración en el censo (7:4) como un llamado militar, lo
cual contesta también la pregunta de por qué no se contaminaron
con mujeres. La fuente de este simbolismo son las regulaciones para la guerra
santa que requería que los hombres fueran puros ceremonialmente (Dt.
23:10-11, cf. 2 Sam. 11:11). Él ve a los 144.00 como mártires y
por lo tanto las primicias de la gran recolecta de los santos. Como
Jesús, el Cordero del sacrificio, no se encontró ninguna mentira
en sus bocas; son sin mancha (1 Pedro 1:19, 2:22-24).
v. 1 - Después miré, y he aquí el
Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y
cuatro mil, que tenían el nombre de él y de su Padre escrito en
la frente - "Después miré" presenta una nueva
sección que contrasta a los que reciben la marca de la bestia, en la
sección anterior, con los que se describen aquí, que no reciben
la marca de la bestia pero que en cambio tienen el nombre del Cordero y del
Padre en su frente. Son aquellos que son victoriosos sobre la bestia. De nuevo,
en 15:2, encontramos a los que han sido victoriosos sobre la bestia y su imagen
y sobre el número de su nombre. Esta escena es similar a Zac. 14:4:
cuando el Señor vuelva se parará sobre el monte Sion y con
Él estarán sus seguidores (ver también Hch. 1:9-12). Sin
embargo, más adelante encontramos que Juan oye un sonido del cielo (v.
2) y están cantando un cántico nuevo ante el trono (v. 3) y han
sido redimidos de la tierra (v. 3), así que por lo tanto el monte Sion
está en el cielo (ver también Heb. 12:22, Joel 2:32, Miq. 4:7).
Los mismos 144.000 que fueron sellados en 7:3 están ahora en el cielo;
están junto al Cordero, los que fueron sellados entonces son los que
ahora han sido salvados. Ninguno se ha perdido. Había 144.000 sellados y
hay 144.000 en el cielo (Jn. 6:39, 10:28-30, 17:12,18:9). Fueron marcados en
Cristo con un sello, el Espíritu Santo prometido que la garantía
de su herencia en el cielo (Ef. 1:13-14). Este pasaje nos dice más
acerca del sello: tenían su nombre (el del Cordero) y el del Padre
escrito en sus frentes (22:3), es decir sellados por el Padre y el Hijo, el
sello de protección y de posesión. Esto está en contraste
con los seguidores de la bestia que tienen el nombre de la bestia en su mano
derecha o su frente (13:16). Los santos son bautizados en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo (Mt. 28:19, Hch. 2:38). El nombre
significa que no sólo son posesión de Dios como esclavos sino que
también son parte de la familia de Dios. Toman su nombre del Padre y del
Hijo como hijos adoptados a la familia de Dios, tanto en el cielo como en la
tierra (Ef. 1:5, 3:14-15).
La referencia al monte de Sion es probablemente otra
referencia al Salmo 2 donde Cristo es instalado como Rey sobre Sion, el monte
santo de Dios. El monte de Sion es donde mora Dios (Is. 8:18). Es
también donde mora su pueblo. Joel 2:32 señala que habrá
liberación en el monte de Sion cuando llegue el día grande y
terrible del Señor. Note que en Ap. 22:3-4 los siervos de Dios los
sirven y Su nombre estará sobre sus frentes. Estos siervos son los
mismos que los 144.00 que son también siervos (7:3-4) y que representan
a toda la iglesia. En 17:14 encontramos también al Cordero junto con Sus
seguidores llamados, elegidos y fieles.
v. 2 - Y oí una voz del cielo como estruendo de
muchas aguas, y como sonido de gran trueno; y la voz que oí era como de
arpistas que tocaban sus arpas - En 19:6 oyó lo que parecía
una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como la voz de grandes
truenos, que decía, "¡Aleluya, porque el Señor nuestro
Dios Todopoderoso reina!" Así como la voz de Dios sonaba como un
trueno, en 10:3 la voz del ángel sonaba como siete truenos.
El sonido que oyó Juan del cielo era de una gran
multitud cantando (ver v. 3). En Ap. 15:2 los que han sido victoriosos sobre la
bestia y su imagen y sobre el número de su nombre también, como
estos, tenían arpas que les dio Dios. Si comparamos este grupo con los
144.000 sellados de 7:1 y la gran multitud de 7:9, entonces los dos grupos que
tocan arpas, los 144.000 de aquí y los victoriosos sobre la bestia son
un único grupo. Tenían arpas que les dio Dios y los ancianos
también tenían arpas, lo que es un símbolo de
adoración.
v. 3 - Y cantaban un cántico nuevo delante del
trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie
podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro
mil que fueron redimidos de entre los de la tierra - Los siguientes tres
versículos dan una descripción de los redimidos. La primera
impresión de uno es que son un grupo especial de santos. Sin embargo,
una inspección más cuidadosa revela que tienen las
características de todos los redimidos.
Los redimidos cantan esta canción delante de Dios,
ante los seres vivientes y los ancianos. Algunos señalarían que
los ancianos entonces no pueden ser representativos de los redimidos.
Sólo los redimidos pueden cantar esta canción. Se menciona un
cántico nuevo mucho antes y es cantada por los ancianos (5:9) en
adoración del que compró a los hombres para Dios. Los redimidos
también tienen un nombre nuevo (2:17). Era un cántico nuevo para
los ancianos porque la encarnación de Cristo y Su ascensión al
cielo es un evento nuevo en el cielo. Es una nueva canción para los
redimidos porque su salvación está completa; están ahora
en el cielo por primera vez. Su redención está completada. Como
redimidos, sólo ellos la pueden cantar. Los ángeles no pueden ser
redimidos así que no pueden cantar esta canción. Sólo
aquellos nacidos en la tierra pueden cantar esta canción. Es una nueva
experiencia y por lo tanto, una nueva canción (Hendriksen). Is. 25:9 nos
da una idea de cómo podrá ser esta canción.
- "He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará;
- éste es Jehová a quien hemos esperado,
- nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación."
v. 4 - Estos son los que no se contaminaron con mujeres,
pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera
que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y
para el Cordero - La virginidad aquí significa pureza, y no debe
tomarse literalmente (2 Cor. 11:2); significa que fueron fieles a su
Señor. Son la novia de Cristo y, por lo tanto, son vírgenes
espiritualmente. No fueron infieles a su Señor. El sexo dentro del
matrimonio no es pecado. Esto también puede tomarse como evitar el sexo
durante la batalla (Caird). Siguen al Cordero, Jesucristo, lo cual significa
que son sus discípulos (Jn. 1:43, Jn. 10:4). En 19:14 los
ejércitos del cielo también se encuentran siguiendo al
Cordero a la batalla. En 17:14 también encontramos a la bestia haciendo
guerra contra el Cordero - y con Él estarán sus seguidores
llamados, escogidos y fieles. Seguir al Cordero por dondequiera que va conduce
normalmente a la cruz (Jn. 13:36). Franzman comenta que el objetivo y la corona
de vida de la iglesia, la novia del Cordero, es que esté unida por
siempre con Él. Es por lo tanto natural que hasta que alcance ese
objetivo y hasta que consiga esa corona su vida consista en seguirlo a
Él (cf. Jer. 2:2).
v. 4 - Estos fueron redimidos de entre los hombres -
Estos son los redimidos del Señor, comprados de toda tribu y lengua y
pueblo y nación (cf. Ap. 5:9, Sal. 74:2). Como en el censo de los
144.000 en 7:3 ff., que son redimidos, éstos también son los
redimidos del Señor (ver también "redimidos" en v. 3).
v. 4 - como primicias - Los cristianos son una nueva
creación. Aquí los cristianos son las primicias (Stg. 1:18);
contraste esto con la cosecha de las uvas de la tierra, que son los
incrédulos que son pisoteados en el gran lagar de la ira de Dios. En el
Antiguo Testamento las primicias de la cosecha eran siempre ofrecidas al
Señor (Dt. 26:9-10) y le pertenecían al Señor. Note que
Stg. 1:18 no sugiere que las primicias sean mártires; sugiere que los
santos son las primicias. Los 144.000 son las primicias de la cosecha de la
tierra; le pertenecen al Señor. El resto de la cosecha no. Compare la
cosecha de la tierra (santos) en 14:14-16 con la cosecha de las uvas de
14:17-20 (hombres destinados a la ira).
Caird dice que "la idea detrás de ofrecer las
primicias era que todas las cosas vivas le pertenecen a Dios y no deben ser
dedicados a propósitos seculares sin un reconocimiento de Sus derechos.
La dedicación de las primicias "redimía" la cosecha, y
así la liberaba para su uso común. Los derechos de Dios en
general están garantizados por su posesión de una parte (Ex.
39:22, Lev. 23:15-22, Num. 28:26, Dt. 16:9-12). De la misma forma, los
primogénitos de los hombres le pertenecen a Dios, pero se ha hecho
provisión para su redención, porque Dios ha aceptado a los
levitas en su lugar (Num. 8:14-18) para que sean un símbolo de la
santidad a la cual estaba llamada toda la nación. En el Nuevo Testamento
Jesús es llamado las primicias porque su resurrección fue la
señal y la garantía de una cosecha mayor (1 Cor. 15:20, 23) y el
Espíritu es llamado las primicias porque es el compromiso de la herencia
venidera (Rom. 8:23, 2 Cor. 1:22, 5;5, Ef. 1:14). Así, cuando Juan dice
que los mártires han sido rescatados de toda la humanidad para ser
primicias, debe querer decir que la ofrenda de sus vidas a Dios en sacrificio
es la ceremonia inaugural de la gran cosecha.
v. 5 - y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son
sin mancha delante del trono de Dios - Compare a los santos que no mienten
con los mentirosos de 21:8. Compárelos también con el pasaje de
Efesios acerca de la iglesia (Ef. 5:27) donde la iglesia es descrita como
"santa y sin mancha". Ver también Sof. 3:13 en donde "el
remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en
boca de ellos se hallará lengua engañosa". Ellos lo siguen a
Cristo en el martirio y así como no se encontró engaño en
Su boca (Is. 53:9) y fue un cordero sin defecto, ellos también
están sin culpa (1 Pedro 1:19). Estos dos últimos
versículos son la única indicación de que son
mártires, pero como el mártir es un testigo, el caso a favor de
que este grupo esté compuesto sólo de mártires no puede
ser establecido con certeza. A diferencia de los adoradores de la bestia, no
han sido engañados para adorar a la bestia y para creer la mentira (2
Tes. 2:11). Su confesión (testimonio) de Jesucristo fue la verdad
suprema (1:9, 6:9, 11:7, 12:11, 12:17, 17:6, 19:10, 20:4). No habían
negado el nombre de Jesús ante los hombres (la mentira suprema) y
estaban en consecuencia de pie ante el Cordero (14:1).
26. Los tres ángeles (14:6)
(Ap. 14:6) Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. {7} diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. {8} Otro ángel le siguió diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. {9} Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, {10} él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; {11} y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. {12} Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. {13} Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
Después de la visión de las dos bestias,
él ve a los 144.000 con el Cordero en el monte de Sion y luego ve los
tres ángeles. Cada uno de los tres ángeles proclama juicio. El
primero anuncia a todo el mundo que el juicio está empezando, pero hace
un llamado especial a aquellos que están en la tierra para que adoren a
Dios porque es el Creador. El segundo, pronuncia juicio sobre Babilonia la
grande que ha hecho a las naciones beber el vino enloquecedor de sus
adulterios. El tercero, pronuncia un juicio terrible de tormento eterno
mediante fuego y azufre sobre aquellos que adoran a la bestia y tienen su
marca. Vinculado a esto hay un llamado a la paciencia de parte de los santos,
seguido de una bendición sobre aquellos que mueren en el Señor de
ahora en adelante. Después de esto viene la Segunda Venida y la cosecha
de la tierra. La Segunda Venida y el castigo de la bestia, el falso profeta y
Satanás y de los que adoran a la bestia y el juicio de Babilonia la
Grande son tratados con mayor detalles más adelante.
v. 6 - Vi volar por en medio del cielo a otro
ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los
moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo - El
evangelio eterno es proclamado a toda la humanidad (ver 11:9) y es
universalmente válido. Note la descripción en cuatro partes que
indica que vienen de los Cuatro Rincones de la tierra. Este es el último
llamado antes del juicio que viene, que son las siete copas. Después
será demasiado tarde (ver Mt. 24:14) porque el evangelio habrá
sido predicado a toda nación sobre la tierra. Note que este llamado
ocurre entre el águila que vuela en la mitad del cielo gritando
"¡Ay, ay, ay!" para los últimos tres toques de trompeta y
las aves reunidas en el medio del cielo para la gran cena del Señor. Es
un último llamado.
v. 7 - diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria,
porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas - El evangelio, en su forma
más sencilla, consiste en temer a Dios, darle gloria y adorar a Dios
como creador (Hch. 14:15) porque la creación misma declara al Creador
(Sal. 19:1, Rom. 1:20). Sin embargo, el hombre se rehusa a hacer esto y
prefiere la idolatría en cambio (9:20). Adoran a la bestia en vez de
Dios (13:4). Los santos, sin embargo, en contraste reconocen a Dios como
Creador y por lo tanto lo adoran (11:1). No adoran a la bestia (20:4). La hora
de Su juicio ha llegado, es decir la cosecha de las uvas y el lagar de la ira
de Dios, las siete copas y el juicio de Babilonia la Grande, pronunciado por el
segundo ángel en el versículo siguiente. Son los cielos, la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas las que son afectadas por el juicio
de Dios sobre de las primeras cuatro de las siete copas, y de ahí su
mención aquí (cf. Ex. 20:11): Copa 1 (la tierra), copa 2 (el
mar), copa 3 (las fuentes de las aguas) y copa 4 (el sol). En otra parte en
Apocalipsis encontramos que Dios es reconocido como Creador, primero por los
ancianos (4:11) y por el ángel fuerte (10:6). Sin embargo, la humanidad
ha suprimido la verdad acerca de Dios, "y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles" (Rom. 1:23). Los hombres prefieren
adorar a la bestia antes que a Dios (ver 13:4). La humanidad, mediante una
teoría no probada de la evolución, prefiere ser el producto del
azar y descender de animales antes que ser creados por la voluntad de Dios
(4:11) y en la imagen de Dios (Gn. 1:27). "Cambiaron la verdad de Dios por
la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador"
(Rom. 1:25). La idolatría lleva a la depravación y a la maldad
(Rom. 1:24 ff., ver también Ap. 9:20-21).
v. 8 - Otro ángel le siguió diciendo: Ha
caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber
a todas las naciones del vino del furor de su fornicación - La
caída de Babilonia es proclamada también por un ángel en
18:2 y descrita en 17:16 ff. Su mensaje interpreta en parte la "hora del
juicio" que había advertido el primer ángel: "¡Ha
caído, ha caído Babilonia la gran ciudad!" (Swete). Esta es
una introducción a la caída de Babilonia la Grande (ver Ap. 17),
citado de Jer. 51:7-8 e Is. 21:9. Babilonia la Grande es una referencia a Dn.
4:30 cuando Nabucodonosor se congratula sobre sus logros, "¿No es
ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la
fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?" Inmediatamente se
convirtió en una bestia y fue arrojado de entre los hombres. Para Juan,
Roma es un tipo de Babilonia y el Emperador Romano es un tipo de Nabucodonosor,
que no le dio gloria a Dios. Babilonia sedujo al mundo con sus adulterios
(18:3). Babilonia se menciona por primera vez en Gn. 10:10. Ella es la
prostituta que ha seducido y ha corrompido a las naciones del mundo
intoxicándolas con la influencia de su maldad (adulterios). Las ciudades
siempre tienden a concentrar el mal dentro de la humanidad. Babilonia es un
símbolo para el espíritu de impiedad que en cada edad seduce a
los hombres fuera de la adoración del Creador hacia la adoración
de las cosas creadas. Las ciudades, en su esplendor, son un monumento al
hombre. Piense en la torre de Babel o en los rascacielos de Manhattan.
v. 9 - Y el tercer ángel los siguió,
diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la
marca en su frente o en su mano, {10} él también beberá
del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su
ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos
ángeles y del Cordero - El primer ángel proclamó el
evangelio eterno a aquellos que viven en la tierra que era el de temer a Dios,
darle gloria y adorarlo a Dios como Creador. En contraste con los que adoran a
Dios (14:1-5) el tercer ángel detalla el castigo para los que adoran a
la bestia y a su imagen. Anteriormente en Ap. 13:1-2, la bestia de la tierra
obligó a los habitantes de la tierra a adorar a la primera bestia del
mar (13:12) y a adorar a su imagen (13:15) y a recibir la marca de la bestia
(13:16). Al hacerlo estaban adorando a Satanás (13:4) que le
había dado autoridad a la bestia. Aquellos que no adoraron a la
imagen fueron muertos o no pudieron comprar (13:15-17). El ángel ahora
pronuncia juicio sobre estas persona que sí adoraron a la bestia
y por lo tanto rompieron el primer y segundo mandamiento (Ex. 20:3-5). Aquellos
que adoran a la bestia se unirán a la bestia (19:20). Estos son aquellos
cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero
(13:8, 20:15). Su pecado era tener la marca de la bestia sobre la frente, el
lugar reservado para el nombre de Dios (Platt, cf. 7:3). Tener la marca de la
bestia más probablemente indica que pertenecen a la bestia, en contraste
de aquellos que tienen el sello de Dios sobre sus frentes (7:3; 14:1).
Beber el vino de la ira de Dios es una metáfora
común del Antiguo Testamento (Job 21:20, Sal. 75:8, Is. 51:17, Jer.
25:15). Una figura similar es usada en la expresión "el lagar de la
ira de Dios" en 14:19 (cf. Babilonia a quien Dios le dio la copa llena del
vino del furor de su ira, 16:19). La ira de Dios es derramada con toda fuerza;
no está mezclada con la misericordia. El castigo será en la
presencia de los santos ángeles y el Cordero, lo que lo hace más
personal. Esta es la primera vez que el castigo por fuego y azufre ocurre y es
una referencia al juicio de Dios sobre Sodoma y Gomorra (Gn. 19:24, Lc. 17:29,
ver también 2 Pedro 2:6, Judas 1:7). Esto se cumple finalmente en Ap.
19:20, 20:10, cuando la bestia y el dragón son consignados al lago de
fuego y azufre, y en 20:15, 21:8 cuando sus seguidores se unen a ellos. Nuestro
horror sobre este juicio debe ser entendido a la luz del odio eterno de
Dios de la maldad; el carácter de Dios nunca cambia.
v. 11 - y el humo de su tormento sube por los siglos de
los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la
bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre - El humo
de su tormento sube por los siglos de los siglos (cf. Is. 34:10). Su castigo es
eterno así como el de Satanás (20:10, ver también Mt.
25:41-46, Judas 1:7) porque Dios vive por los siglos de los siglos (15:7) y su
odio del pecado es eterno. No tienen reposo de día ni de noche, en
contraste con los redimidos que sirven a Dios día y noche (7:15) y no
tienen dolor (21:4) y descansan de sus trabajos (v. 13). Aquellos que adoran a
la bestia se unirán a la bestia (19:20, 20:15, 21:8). Esto contrasta con
el castigo de ser arrojados en el horno de fuego amenazado por Nabucodonosor a
aquellos que se rehusaban a adorar su imagen (Dn. 3:15).
v. 12 - Aquí está la paciencia de los
santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús -
Este es el último de tres llamados a la "paciencia" de los
santos (1:9, 13:10) frente al sufrimiento (2 Cor. 1:6). Los santos, que
obedecen los mandamientos de Dios y permanecen fieles a Jesús, son
contrastados aquí con aquellos que adoran a la bestia (14:9), que no
obedecen los mandamientos de Dios y no son fieles a Jesús (sus pecados
son listados en 9:20-21, 16:9, 21:8, 22:15, que rompen la mayoría de los
diez mandamientos). Los santos no deben volver sus espaldas a la fe bajo
persecución (12:17) o ante la tentación de unirse a aquellos que
adoran a la bestia. Si lo hacen, entonces se unirán a ellos
también en su castigo eterno. La ventaja temporal ganada por adorar a la
bestia no vale sus consecuencias eternas. La pequeña ganancia temporal
no vale la consecuencia eterna de castigo, en tanto el pequeño dolor
momentáneo conduce a la gloria eternal (cf. 2 Cor. 4:17).
v. 13 - Oí una voz que desde el cielo me
decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos
que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu,
descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen - Se
le dice que escriba (1:19), lo cual enfatiza la bendición (cf. 19:9,
21:5). Esta es una de las siete bendiciones en Apocalipsis. Si el
versículo anterior es una advertencia, entonces este versículo es
un aliento para aquellos que deben morir por su fe. Aquellos que mueren en el
Señor irán a estar con el Señor y descansarán de
sus trabajos. Esta frase está agregada para alentar a los que deben
morir por su fe, ya que la paciencia incluye la posibilidad del martirio. Su
trabajo es permanecer fieles a Jesús. Este es el trabajo supremo (ver
Jn. 6:29, "Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él
ha enviado". Esto está en completo contraste con el v. 11, donde no
hay descanso día y noche para aquellos que adoran a la bestia y a su
imagen, pero éste es un libro de contrastes. "Sus obras con ellos
siguen" enfatiza de nuevo las consecuencias eternas de nuestras acciones
temporales, así como adorar a la bestia tiene consecuencias eternas
negativas. Hay alguna incertidumbre acerca del texto. Podría querer
decir "bienaventurados los que mueren de aquí en
adelante", o "bienaventurados los que mueren en el Señor,
porque de ahí en adelante (es decir después de la muerte)
descansarán de sus trabajos. Cuando un hombre se muere no puede llevarse
sus posesiones con él, pero los actos que hizo cuando estuvo vivo (sean
buenos o malos) lo siguen (2 Cor. 5:10), Ver también Ap. 20:12, donde
los muertos son juzgados por lo que han hecho. Para el predicador,
podría ampliar sobre el tema de las riquezas en esta vida presente
comparado con las riquezas de la vida venidera (ver también 1 Tim.
6:17-19, Lc. 12:32-33, Lc. 12:19-21).
27. La cosecha de la tierra (14:14)
(Ap. 14:14) Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. {15} Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado; pues la mies de la tierra está madura. {16} Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. {17} Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. {18} Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. {19} Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. {20} Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.
En las Escrituras hay una cantidad de referencias a las dos
cosechas, una cosecha de granos y una cosecha de uvas para producir vino a
partir del jugo del lagar (Num. 18:27, Dt. 15:14, 2 Reyes 6:27). En el pasaje
siguiente se mencionan dos cosechas. La primera es la cosecha de los justos; la
segunda, la de los malvados.
v. 14 - Miré, y he aquí una nube blanca; y
sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la
cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda -
"Miré" indica una nueva visión. La nube blanca
nuevamente indica la Segunda Venida. La hoz es una referencia a la Segunda
Venida y a la cosecha de la era (Mt. 13:37, Mr. 4:26 y también Joel
3:12-13). "Uno semejante al Hijo del Hombre" es Cristo (1:13) y
está tomado de la visión de Daniel de "uno como un hijo del
hombre" (Dn. 7:13, ver también Ap. 1:7, Mr. 12:26, Mt. 24:30). En
contraste al hombre que se había vuelto como una bestia por usurpar la
autoridad de Dios, vendrá el día cuando las riendas del gobierno
estarán para siempre en las manos de un hombre digno del nombre
(Baldwin). Nota: la palabra griega para corona usada aquí es
stephanos, no diadema (usada en 19:12). Stephanos se usa
para la corona de oro usada por el jinete del caballo blanco en 6:2.
v. 15 - Y del templo salió otro ángel,
clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega;
porque la hora de segar ha llegado; pues la mies de la tierra está
madura - El fin de la era ha llegado (Mt. 13:39). El ángel sale del
templo, lo que significa la presencia de Dios, porque sólo Dios puede
decidir el fin de la era (Mt. 24:36, Hch. 1:7). El ángel actúa
como el mensajero de Dios.
v. 16-17 - Y el que estaba sentado sobre la nube
metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. {17} Salió
otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo
también una hoz aguda - Vemos aquí que Cristo tiene una hoz y
la tierra es cosechada. Luego vemos que el ángel también tiene
una hoz y recoge las uvas de la tierra para el lagar de la ira de Dios. Es
probable que la cosecha que recoge Cristo es su pueblo, el trigo. Estas son las
primicias de la cosecha mencionada en Ap. 14:4. Los ángeles
también participan en la cosecha (Mt. 13:41). Quitan los yuyos de los
malos que son dejados después del rapto de los elegidos.
v. 18 - Y salió del altar otro ángel, que
tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que
tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos
de la tierra, porque sus uvas están maduras - Las palabras del
ángel son similares a Joel 3:13, lo que es claramente un juicio. El
ángel encargado del fuego, es decir el fuego del juicio, vino del altar
donde se ofrece el incienso y las oraciones de los santos (8:3). Este mismo
incensario es llenado con fuego y arrojado a la tierra (8:5) como un preludio a
las siete trompetas. Las uvas de la ira significan que el tiempo que Dios
considera para la Segunda Venida y la cosecha de la era ha llegado. El
ángel encargado del fuego luego ordena al ángel con la hoz que
recoja la uvas porque están maduras. El hombre ha completado sus pecados
hasta el tope (Joel 3:13).
v. 19 - Y el ángel arrojó su hoz en la
tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas
en el gran lagar de la ira de Dios - El lagar de la ira de Dios aparece en
Is. 63:2-6, Lam. 1:15, Joel 3:13 (ver también Ap. 19:15, donde se dice
que Cristo pisa el lagar de la ira de Dios. Ese pasaje trata con la segunda
venida de Cristo, al igual que este pasaje. El lagar es una expresión de
la ira de Dios y de día de su venganza. Hendriksen lo ve como
representando al infierno, pero es más probable que sea la masacre que
resulta del día de Su venganza cuando ejecuta juicio sobre la tierra
(Sof. 1:14-18, Lam. 1:15 cf. Ap. 19:15, 21). En esta referencia a la ira de
Dios las personas son las uvas que son prensadas en el lagar y su sangre es el
jugo de uva. Juan usa una figura similar en 14:10 donde los que adoran a la
bestia tomarán el vino de la furia de Dios. Ver también la
referencia a Babilonia, donde Dios le dio la copa llena del vino de la furia de
su ira (16:19) que resultó en que fuera consumida por fuego (18:8,
19:3).
v. 20 - Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del
lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos
estadios - La palabra griega para sangre, haima, puede ser usada
figurativamente para el jugo de uvas. Son pisoteadas en el lagar fuera de la
ciudad por allí es donde están los malvados (ver Ap. 22:15). Su
ira no es contra su pueblo dentro de la ciudad que es la Nueva
Jerusalén. Así como los gentiles pisotean su ciudad santa (11:2),
Jesús pisotea a los malvados fuera de la ciudad (19:15). Mil seiscientos
estadios (295 km, el largo de Israel aproximadamente) es un número
simbólico derivado del cuadrado de 4, el número de la tierra
(7:1) multiplicado por el cuadrado de 10, el número de lo completo
(5:11). Por lo tanto significa "completo" en relación con el
mundo creado y la incapacidad de que nadie pueda escapar al juicio de Dios
(Wilson). Ver también la descripción del juicio sobre
Faraón en Ez. 32:6, "regaré de tu sangre la tierra donde
nadas, hasta los montes..."
Fuente: Apocalipsis.org
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