«PERO A CUALQUIERA QUE ME OYE ESTAS PALABRAS Y NO LAS PRACTICA LO COMPARARÉ
A UN HOMBRE INSENSATO QUE EDIFICÓ SU CASA SOBRE LA ARENA» (MATEO 7:26).
Jesús contó
una historia para ilustrar la insensatez de depositar nuestra confianza en
creencias que son cambiantes e inestables.
Dijo que un
hombre edificó su casa sobre la arena. ¿Qué sucedió? «Descendió la lluvia,
vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y
cayó, y fue grande su ruina» (Mat. 7:27).
¿Qué hay en
la vida que pueda ser como «arenas movedizas»? ¿Intentamos construir nuestra
vida sobre la seguridad económica? ¿Acaso ansiamos una elevada posición social
o una distinción? ¿Es la
necesidad
de poder y reconocimiento? ¿Quizá nos negamos aceptar las verdades de la
Biblia? ¿O acaso rechazamos aceptar la gracia salvadora de Jesucristo? ¿Puede
ser una mala interpretación de la verdad del evangelio? En todos los aspectos
de la vida, necesitamos estar seguros de que nuestras creencias se basan en la
Palabra de Dios y no en las de los hombres.
«Todo
edificio construido sobre otro fundamento que no sea la Palabra de Dios, caerá.
Aquel que, a semejanza de los judíos del tiempo de Cristo, edifica sobre el
fundamento de ideas y opiniones humanas, de formalidades y ceremonias
inventadas por los hombres o sobre cualesquiera obras que se puedan hacer
independientemente de la gracia de Cristo, erige la estructura de su carácter
sobre arena movediza. Las tempestades violentas de la tentación barrerán el cimiento
de arena y dejarán su casa reducida a escombros sobre las orillas del tiempo» (Así
dijo Jesús [APIA, 2007], cap. 6, pp. 229, 230).
Pero otro
hombre edificó su casa sobre la roca. Ambos constructores eran vulnerables ante
las tormentas de la vida, pero una casa resistió y la otra se derrumbó.
Elijamos el cimiento que elijamos, no nos
libraremos
de las tormentas de la vida; sin embargo, si escogemos el correcto
sobreviviremos a las tormentas. Los cimientos que reposan sobre la sólida roca
que es Jesucristo nos dan la fuerza necesaria para sobrevivir.
Nos demos
cuenta o no, cada día construimos nuestra casa espiritual. Cada una de nuestras
decisiones es crucial. Cada día elegimos cómo reaccionaremos ante las distintas
situaciones y cada reacción pone un nuevo fragmento de nuestro cimiento. La
Biblia es el manual de instrucciones y la roca sobre la que basamos los
cimientos es Jesucristo. Edifique sobre la Roca.
Fuentes:
Reflexiones Cristianas
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