El fruto del silencio es la oración. El fruto de la
oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el
servicio. El fruto del servicio es la paz.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera Yugoslava nacionalizada
India.
Había terminado mis cuatro años de Estudios Bíblicos
en el Instituto Bíblico. Y mi anhelo era ser enviado a servir como Pastor en
alguna de las Iglesias en mi país Venezuela. Cuando hablé con la Directora del
Instituto Bíblico una anciana Americana y a la vez pastora de la Iglesia donde
asistía me dijo: No Serafín, No hay en este momento Iglesia disponible, pero
tengo para ti la oportunidad de servir al Señor barriendo la Iglesia donde
estoy pastoreando. Di media vuelta súper enojada y mientras caminaba por el
pasillo, me decía a mi mismo. Yo no estudie cuatro años para ser un barrendero.
Me encontré con un amigo que asistía conmigo a la
misma Iglesia y le dije en tono de enojo
la oferta que la pastora me había hecho y este amigo tenía un negocio propio.
Cuando le dije que no iba a aceptar esa oferta, él me
dijo: Oh, Yo sí.
Siempre he querido servir al Señor y está es mi
oportunidad.
Le dije y que vas a hacer con tu negocio? Y él me
contestó. Lo cierro, quiero servir al Señor aunque sea barriendo.
Sentí como si me hubiesen dado dos bofetadas en mi
rostro. Sentí vergüenza con Dios y conmigo mismo. Tuve que rogarle a mi amigo
que no me quitara la oportunidad de servir a Dios. Y luego de muchos ruego,
logré que él me diera espacio abierto para seguir.
Cinco largos años estuve allí barriendo la Iglesia
antes de ser enviado a mi primer pastorado. Los primeros tres años fueron
traumatizantes para mi ego enaltecido.
Un día Dios trato conmigo mientras lavaba baños con lágrimas de enojo en mis
ojos.
Sentí que Dios hablaba a mi corazón y me decía, “ De
aquí no te sacaré, hasta que cambies tu manera de ver tu trabajo. Te he dejado
acá para que aprendas la lección básica de la humildad. Fundamento sin el cuál
no podrás servirme a cabalidad y en
forma optima”.
Pedí perdón a Dios y mi actitud cambio los próximos
dos años. Hoy, al tener más de 40 años en el ministerio valoro profundamente lo
aprendido allí con la escoba en mi mano.
El mejor servicio que podemos prestar a los afligidos
no es quitarles la carga, sino infundirles la necesaria energía para
sobrellevarla. Phillips Brooks (1835-1893) Clérigo Episcopal Americano.
Jesús, el Maestro, Señor y Salvador sorprendió un día
a sus discípulos a pocas horas de ir a
la Cruz y lo escribe así:
Se levantó de la cena,
se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó.
Luego
puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a
secarlos con la toalla con que estaba ceñido. Juan Capitulo 13:4,5
En el tiempo del Ministerio del Señor era una
costumbre cuando se tenían visitas en casa, tener un siervo que se encargaba de
lavar los pies de los visitantes. Las calles polvorientas, los largos trechos
caminados y los zapatos de ese tiempo eran sandalias abiertas exigían que el
anfitrión proveyera en términos de cortesía, descanso y buena presencia la
oportunidad de lavar los pies a través de un siervo.
No era un trabajo muy apetecido. Por eso al llegar al
Apóstol Pedro él reaccionó inmediatamente diciendo:
“
Señor, ¿tú me lavarás los pies?. V.6
No era un trabajo o acción entendible a primera vista.
Razón por la cual el Señor le contestó a Pedro:
“ Lo que yo hago, tú no lo
comprendes ahora, pero lo entenderás después”.
V.7.
Ante esa acción tan noble, pura, sencilla y
confrontadora, lo que primero sale a flote es el orgullo.
“Pedro
le dijo: –No me lavarás los pies jamás”.
V. 8.
El Verdadero y genuino servicio revela nuestro
orgullo. Orgullo disfrazado y sutil.
Servicio es clave en la vida.
Quien no vive para servir no sirve para Vivir. Madre
Tereza De Calcuta
Servicio es la mejor manera de transcender en la Vida.
Servicio Real es siempre mal interpretado en la vida
diaria.
“Jesús le respondió: –Si no te lavo, no tendrás parte
conmigo.” V.8
Cuando no entendemos el valor del Servicio en la
perspectiva Divina y con carácter de Redención, Liberación y Trascendencia,
caemos fácilmente en los Extremos. O nos negamos a que nos sirvan o explotamos
a quienes quieren servirnos.
Le dijo Simón Pedro: –Señor, no solo mis pies, sino
también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo: -El que está lavado no necesita sino
lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis aunque no todos. V9,10.
Dormía…, dormía y soñaba que la vida no era más que
alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir… y el servir era
alegría.
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y Escritor Indio.
Cuando llegamos a este límite del Pasaje surgen
entonces unas preguntas claves que nos obligan a buscar respuesta en el Juan
13.
¿Por qué Ninguno de los Discípulos se preocupó en
proveer para el Señor el lavamientos de sus pies?
¿Por qué Pedro va de un extremo al otro entre “ Tú no
me lavarás los pies jamás” y “ No sólo mis pies, Señor sino mis manos y mi
cabeza?.
¿Por qué siendo tan degradante lavar los pies de todos
a la hora de la comida, Jesús tomó el Lebrillo y la Tolla y lo hizo?
¿Quería acaso impresionar a sus Discípulos?
¿Quería darle la lección más grande de la Vida?
¿Por qué nos cuesta a nosotros entender en la Vida la
grandeza del Servicio?
¿Por qué queremos vivir como Señores para ser servidos
aún en el ministerio?
Cuál es el Fundamento del Servicio Pleno. En el
Evangelio según San Juan Capítulo 13 lo explica claramente y demuestra porqué
Jesús decidió lavar los Pies de sus Discípulos desplegando con claridad lo que
yo llamo El Fundamento del Servicio Pleno.
Razón por la cual tomo la toalla y el lebrillo dice
Juan:
“Sabiendo
Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había
salido de Dios y a Dios iba”. V. 3
Es un triple Fundamento.
Seguridad de
quién soy y lo que tengo” – Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las
cosas en las manos.
Seguridad de
donde Vengo. “y que había salido de Dios”.
Seguridad a donde voy. “y a Dios iba”.
Estas tres seguridades en la vida son las que van a
determinar mi servicio no importa donde, ni que sea.
Jesús sabía sus dones, su Ministerio y que todo le
había sido dado por Dios el Padre y que había un propósito en todo lo que Dios
le había concedido. Cuando yo estoy
seguro de lo que Dios ha puesto en mis manos y el propósito de mi llamado nadie
me detendrá en hacer lo que Dios quiere que haga, aunque no sea entendido por
quienes me rodean.
Cuando entiendo de donde vengo, cuál es la trayectoria
de mi vida y cómo Dios ha operado en cada unas de las etapas de mi existencia y
que nada se ha perdido en la historia sino que él ha trabajado con diligencia
desde antes de yo nacer hasta este día. Nadie podrá limitar mi servicio a Dios
y a la gente.
Finalmente, cuando yo se a donde me dirijo. A donde
Dios me lleva y que a la final voy al Padre entonces la transcendencia de mi
vida y ministerio se dispara con efectividad ilimitada produciendo vida en todo
aquello donde pongo mis manos. Aunque sea un instrumento para solo lavar los
pies.
Si te propones algún día mandar con dignidad, debes
servir con diligencia.
Conde de Chesterfield (1694-1773) Político y escritor
inglés.
Por la seguridad que tenia de lo que estaba en sus manos,
de donde venia y adónde iba es que el evangelio termina este episodio de esta
manera:
Así que, después que les lavó los pies, tomó su manto,
volvió a la mesa y les dijo: – ¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros
me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado
vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros,
porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también
hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el
enviado es mayor que el que lo envió. Si
sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis. »No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes
he elegido. Pero debe cumplirse la Escritura: “El que come pan conmigo alzó el
pie contra mí”. Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda
creáis que yo soy. Juan 13: 13-19.
Lo que tengo, de Donde Vengo y A Donde Voy son los
tres pilares de una vida enraizada en el servicio para exaltar al Señor de
Nuestra Vidas.
Cerca muy cerca de nosotros se presentan cada día las
mejores oportunidades para servir.
Así lo plasmo Gabriela Mistral en su poema.
El Placer de Servir.
Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo
tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre
los corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero
hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Que triste sería el mundo si todo estuviera hecho, si
no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles ¡Es
tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios:
ordenar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el
que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamarse así: “El que Sirve”.
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta
cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, a tu
madre?
Vamos… vamos a servir en aquello que Dios nos llama.
Dr. Serafín Contreras Galeano.
Fuente: Renuevo de Plenitud
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