El profeta había anunciado que se levantaría una estrella de la cual no
se apartaría el cetro, es decir gobierno y autoridad:
“Lo veo a él, pero no aquí ni ahora. Lo percibo, pero lejos, en un
futuro distante. Una estrella se levantará de Jacob; un cetro surgirá de
Israel.” Números 24:17 NTV.
Él hablaba de Jesucristo el Rey de reyes. Los sabios conocían acerca de
las profecías del Mesías y ellas les llevaron al lugar de su nacimiento, a
Belén. Ellos buscaban una estrella en el
cielo y les llevó a encontrar a Jesús quien
es la Estrella brillante de la mañana:
“Yo soy tanto la fuente de David como el heredero de su trono. Yo soy la
estrella brillante de la mañana».” Apocalipsis 22:16 NTV.
La historia documentó que la estrella que se avistó en Belén cuando el
Mesías nació en verdad existió.
Astrónomos aseguran haber visto entre el año 0 y 7 D.C. un fenómeno
inédito en el cielo; una estrella con gran luminosidad o un cometa, el cual se mantuvo visible por
setenta días.
La Estrella de la Navidad, Jesús, vino al mundo para llevar luz y
esperanza donde hay oscuridad y dolor. Sin importar qué pecado esté cargando
una persona o qué tan profundo haya caído, si esta cree de todo corazón que
Jesús le puede y quiere salvar, esta persona obtendrá un nuevo comienzo.
El Mesías vino al mundo para que todo aquel que crea en Él le sea
concedido vida eterna y viva sin cargas. Para darles una vida abundante, no a
medias. Jesucristo pagó el precio de la plenitud de los creyentes de acuerdo a
las Escrituras (Isaías 53:4-5). Por lo que el creyente no debe llevar cargas,
vivir en aflicción, ser víctima de debilidades, estar encadenado o padecer
enfermedades.
Jesucristo llegó como una Estrella al mundo para ser luz en los
corazones oscurecidos por el pecado. Solo en Él se puede salir de las prisiones
creadas por uno mismo. En el Salvador se encuentra la verdadera paz y amor.
Permite que Jesús, la Estrella de la Navidad, llene tu corazón de
alegría sin importar qué estés viviendo. Y pídele que te conceda lo que
anhelas. Él puede y quiere brillar en ti esta Navidad.
Si nunca le has pedido a Jesús que sea tu Salvador, haz esta oración:
“DIOS, creo que Jesucristo es
tu Hijo, que pagó por mis pecados y que está vivo. Perdóname por he pecado.
Señor Jesús lávame con tu sangre preciosa, entra en mi corazón y sé el Señor de
mi vida. Envía a mí a tu Espíritu Santo para que me guie en toda verdad y
justicia. Sé tu mi Estrella esta Navidad. Oro esto, en el nombre de Jesús,
Amén.”
Autor: Richy Esparza
Escrito para Devocional Diario.
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