LEA:
Filipenses 4:4-13 | Cuando mi esposa era joven, Carlyle Marney era vecino,
pastor y amigo de su familia. Una de sus apreciaciones sobre estar satisfecho
se convirtió en una de las frases inolvidables de ellos: «Necesitamos ajustar
nuestros deseos».
Es tan
fácil querer más de lo que necesitamos y concentrarnos primeramente en recibir
en lugar de dar. Poco después, nuestros deseos dictan nuestras acciones.
Cuando el
apóstol Pablo les escribió a los seguidores de Jesús en la ciudad de Filipos,
declaró: «… he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. […] en
todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre,
así para tener abundancia como para padecer necesidad» (Filipenses 4:11-12). En
realidad, estaba diciendo: «Me ajustaron mis “deseos”». Es importante señalar
que Pablo no nació satisfecho, sino que aprendió a estarlo en las difíciles
circunstancias cotidianas.
Durante
esta época del año, cuando hacer compras suele ocupar el centro de la escena en
muchos países y culturas, ¿por qué no decidimos enfocarnos en estar satisfechos
con nuestra situación actual? Puede parecer difícil, pero Pablo, al hablar
sobre aprender a estar contento, afirmó: «Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece» (v. 13).
La
satisfacción empieza cuando deseamos menos.
(Nuestro
Pan Diario)
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