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Romanos 8.14-17 | El Señor “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan
al conocimiento de la verdad” (1 Ti 2.4). En otras palabras, Dios desea que
toda la humanidad acepte a Cristo como Salvador. Hoy estudiaremos algunas
verdades que el Padre celestial anhela que sepan sus hijos.
• Salvación. La tarea del Espíritu Santo es convencernos de
nuestra pecaminosidad y llevarnos al conocimiento de que Cristo murió por
nuestro pecado. Cuando recibimos al Señor como Salvador, nos reconciliamos con
Dios y podemos tener comunión plena con Él. Esto sucede en el momento de la
salvación. Nuestra deuda por el pecado fue pagada en su totalidad, y por eso
somos libres de la culpa. Además, somos sellados por el Espíritu Santo para la
eternidad y apartados para servir a Dios.
• Identidad. Los creyentes son hijos de Dios. La Biblia nos
llama “coherederos con Cristo”; en otras palabras, participamos de las riquezas
del Señor Jesús. Asimismo, hemos sido transformados de pecadores a santos. Es
posible que no actuemos santamente siempre, pero un santo verdadero es alguien
que ha sido salvado y apartado para los propósitos de Dios.
• Posición. Jesucristo está siempre presente para guiar y
sustentar al creyente. Por medio de Él, tenemos acceso instantáneo a Dios
Padre.
• Misión. Nuestra misión en la vida es mostrar a Cristo
al mundo. Los creyentes debemos vivir de tal manera que los demás vean la vida
de Jesús en nosotros. Gracias a que entendemos la maravilla de nuestra
salvación, nuestra identidad en Cristo, y nuestra posición frente al Padre,
hablamos del Salvador con otras personas. Dios quiere que todos conozcan la
verdad.
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