LEA:
Proverbios 18:1-10 | En la época medieval, los granjeros cuidaban sus cultivos
hasta que aparecía un enemigo en el horizonte. Entonces, huían con sus familias
a su ciudad fortificada, para protegerse de los merodeadores.
La ciudad
de Carcassonne ha sido un refugio durante generaciones. Construida en el siglo
v a.C., esta fortaleza rocosa ha brindado protección a romanos, galos,
visigodos, francos y franceses. Su enorme tamaño y sus majestuosas atalayas y
almenas hacían que quienes se resguardaban dentro de sus muros protectores se
sintieran confiados.
Como
creyentes, podemos refugiarnos en la presencia de nuestro Dios viviente. El
libro de Proverbios afirma: «El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre
el justo y está a salvo» (Proverbios 18:10 lbla). «El nombre del Señor» se
refiere al carácter de Dios: excelso en fidelidad, poder y misericordia. El
término salvo significa «colocado en las alturas, fuera de peligro».
Ocasionalmente,
todos enfrentamos amenazas que hacen que queramos correr para refugiarnos.
Algunos buscan seguridad en la riqueza material o en las relaciones
interpersonales. Pero el seguidor de Cristo tiene un refugio más seguro.
Nuestra máxima protección se encuentra en Dios, por sus cualidades inherentes y
lo que puede hacer por nosotros. Si hoy enfrentas alguna amenaza, acude al
Señor, una torre fuerte. Hallarás protección bajo su cuidado.
En tiempos
buenos y malos, Dios es nuestro seguro refugio.
(Nuestro
Pan Diario)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.