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Hebreos 1.1-4 | Las personas tienen toda clase de ideas distorsionadas acerca
de Dios, y por tanto, tienen una perspectiva equivocada de la vida; por
ejemplo, pueden pensar que la vida es simplemente producto de la casualidad.
Pero el Señor del universo no deja nada al azar.
Debido a
que Dios quiere que veamos la vida de la manera correcta, su Palabra nos da una
descripción clara de quién es. Una manera que tiene el Señor de darse a
conocer, es por medio del mundo material. La Biblia dice que “los cielos
cuentan la gloria de Dios” y “un día comparte a otro la noticia” en cuanto al
Autor de la creación (Sal 19.1, 2 NVI). Ellos anuncian su fuerza y su
magnificencia. Del mismo modo, el viento, las olas y los desastres naturales
declaran el poder de nuestro Dios maravilloso. Y, de manera parecida, toda la
naturaleza nos habla del genio creativo de nuestro Hacedor.
Otra manera
que Dios elige para darse a conocer, es por medio de la conciencia de la
persona. Incluso quienes nunca han escuchado hablar de las leyes de Dios, saben
instintivamente qué es bueno y qué es malo (Ro 2.11-15). Hay ateos que nunca
mentirían, robarían o matarían. Este sentido de moralidad lo ha impreso Dios en
la conciencia de todo ser humano.
Muchas
personas obedecen a sus conciencias, pero no quieren creer en Dios o reconocer
que tendrán que rendir cuentas a Él. El hecho es que la incredulidad no anula
su responsabilidad para con el Señor. La evidencia de su existencia es
innegable, pero Él no obligará a nadie a creer. Toda persona tiene que tomar
una decisión: ¿Rendiré culto a un dios de mi propia creación, o al Dios que me
creó?
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