LEA: Mateo
5:13-16 |Todos los años, en diciembre, un vecindario formado por trece
familias, cerca de donde nosotros vivimos, arma una deslumbrante exhibición de
300.000 luces navideñas. La gente viaja desde lejos y forma fila durante horas
para ver las luces coloridas y titilantes, y escuchar la música programada como
acompañamiento. El despliegue de sonidos y luces es tan elaborado que exige una
red de 64 computadoras para mantener todo sincronizado.
Cuando
pienso en esas luces festivas, me viene a la mente la Luz que hace que la
Navidad sea una celebración para muchos; una Luz sencilla, pero tan brillante
que ilumina al mundo entero con verdad, justicia y amor. Esta Luz, Jesucristo,
es todo lo que la humanidad anhela y busca (Isaías 9:2, 6-7). Y Él les dijo a
sus seguidores que exhibieran esa luz, para que otros vean y glorifiquen a Dios
(Mateo 5:16).
Imagina si
los creyentes trabajaran con tanto esfuerzo para hacer brillar y sincronizar la
luz del amor de Dios como hacen las familias de aquel vecindario para iluminar
sus calles con luces navideñas. Quizá así, las personas que aún viven en la
oscuridad harían un esfuerzo para ver esta gran Luz. Cuando los creyentes
trabajen unidos para mostrar el amor de Dios, el evangelio brillará con más
intensidad y atraerá más personas a Cristo, la Luz del mundo.
Nuestro
testimonio de Cristo es una luz en medio de un mundo oscuro.
(Nuestro
Pan Diario)
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