Leer |
GÉNESIS 41.1-32 | En Génesis 41, hay una historia interesante acerca de un
poderoso rey que tuvo dos sueños extraños en la misma noche. Debido a que los
sueños parecían tener algún significado —y porque el rey no podía entender cuál
era—, se le turbó el espíritu. Por tanto, exigió a sus magos que interpretaran
sus sueños, pero cuando ellos no fueron capaces de dar una explicación, la
ansiedad del monarca aumentó.
Entonces
mandó a llamar a José, quien calmó al rey con estas palabras: “Dios será el que
responda paz a Faraón” (v. 16 RVA). Curiosamente, el Señor no prometió en
realidad que todos los aspectos de los sueños serían explicados, sino una respuesta
de “paz”.
De hecho,
Dios sí decidió explicar este sueño particular con mucho detalle, pero ese no
es siempre el caso. Muchas veces, perdemos la paz cuando el Señor da dirección
o corrección junto con muy pocas explicaciones.
El Señor
Jesús dijo muchas palabras duras que nunca explicó a sus seguidores. Esto
molestó a algunos de ellos hasta el punto de que “muchos de sus discípulos
volvieron atrás, y ya no andaban con él” (Jn 6.66). Simplemente no estaban
satisfechos con las explicaciones parciales de Jesús.
En la vida
de servicio, queremos que todo esté explicado: ¿A dónde voy a ir? ¿Qué recibiré
a cambio? ¿Quiénes irán conmigo? ¿Por cuánto tiempo estaré haciendo esto o
aquello? Algunas de estas preguntas pueden ser respondidas en el tiempo de Dios.
Mientras tanto, sin embargo, la paz no descansa en explicaciones sino en Aquél
que es nuestra paz (Ef 2.14).
(En
contacto)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.