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ROMANOS 8.28 | Desde la eternidad pasada y a lo largo de la historia, Dios
todopoderoso ha gobernado con autoridad suprema. Nada está oculto de su
conocimiento o más allá del alcance de su control. Por causa de su soberanía,
nosotros, por la fe en Cristo, somos parte de su familia, y podemos vivir con
la seguridad de que:
• Dios obra para nuestro bien. La Biblia declara que Dios tiene el
poder de hacer que, a sus ojos, todas las circunstancias de nuestra vida obren
para nuestro bien. Él tiene el conocimiento, el poder y el deseo para lograrlo.
Dios promete hacer esto por aquellos que ama y pertenecen a Él.
• Dios nos protege cada día. La Biblia dice que “el ángel del
Señor acampa en torno a los que le temen” (Sal 34.7 NVI). Sin el permiso de su
voluntad, nada puede tocar a los hijos de Dios. Cuando nuestro Padre celestial
permite que sucedan cosas dolorosas, debemos confiar en su naturaleza inmutable
y en sus promesas imperecederas. Las personas y las circunstancias cambian, no
así el tierno y bondadoso carácter del Señor.
• Dios tiene el control sobre nuestro futuro. Él ha ideado todo un plan para el
cuerpo de Cristo y para cada uno de sus miembros —un plan tan magnífico más
allá de lo imaginable (1 Co 2.9). Podemos confiar nuestro futuro a Dios porque
su carácter y sus planes son perfectos.
Descansar
en la soberanía del Señor nos hará libres del temor y la ansiedad. Si usted no
tiene seguridad en cuanto a cualquiera de los puntos mencionados antes,
confiese su falta de fe al Padre celestial. Pídale que le perdone, y
comprométase a meditar en su carácter y sus promesas.
(En
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