LEA: 1 Juan
3:11-18 | Hace poco, mi esposa Janet y yo le compramos una buena cantidad de
carne a un amigo que criaba ganado en una pequeña granja. Era más barata que en
la tienda de comestibles, y la pusimos en el congelador para usarla durante los
meses siguientes.
Tiempo después,
una terrible tormenta con rayos dejó la zona sin electricidad. Durante las
primeras 24 horas, confiábamos en que la carne se mantendría congelada, pero
cuando llegó el segundo día y aún no había novedades de que volviera la
electricidad, empezamos a preocuparnos.
Contactamos
a Ted, un miembro de nuestro grupo de estudio bíblico, para que nos aconsejara
qué hacer. Él canceló una cita y apareció en nuestra casa con un generador para
suministrar electricidad al congelador. Estábamos agradecidos por su ayuda, y
sabíamos que nacía de su amor a Cristo.
El antiguo
dicho «en la necesidad se conocen los verdaderos amigos» cobró un nuevo
significado para nosotros. En 1 Juan 3:18, el apóstol nos recuerda: «Hijitos
míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad». A veces,
esto implica perder nuestra comodidad para ocuparnos de las necesidades de
otros o recibir esa ayuda cuando la precisamos. Después de todo lo que Cristo
hizo por nosotros, es una bendición ser sus manos y sus pies al amarnos unos a
otros.
Cuando
amamos a Cristo, amamos a los demás.
(Nuestro Pan
Diario)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.