AFP |
Torrenciales lluvias obligaron que los helicópteros que realizan tareas de
socorro en Colorado, afectado por graves inundaciones, permanecieran en tierra
buena parte de este domingo, demorando la búsqueda de centenares de
desaparecidos en una de las peores catástrofes sufridas por este estado del
oeste de Estados Unidos.
Unos 1.500 hogares fueron destruidos y más de
17.000 resultaron dañados tras varios días de inundaciones, afirmó la Oficina
de Gestión de Emergencia de Colorado, mientras que al menos seis personas
habrían fallecido como consecuencia de las lluvias que en pocos días llegaron a
un nivel similar a las que caen en varios meses.
El diluvio
puede prolongarse "varios días más", según los servicios de
meteorología.
El
presidente Barack Obama declaró las inundaciones como un desastre mayor,
desbloqueando recursos federales para llevar a cabo una gran operación en la
que más de 11.000 residentes fueron evacuados, en momentos en que muchas
carreteras y puentes han sido barridos por las tormentas.
El número
de desaparecidos se estableció en la alta cifra de 1.253 por la oficina de
emergencia, aunque el gobernador del estado, John Hickenlooper habló de unos
500.
No
obstante, las autoridades sugieren que se podría dar con el paradero de muchas
personas que simplemente no pueden comunicarse con sus seres queridos debido a
las fallas técnicas de las torres de comunicaciones.
No es que
estén necesariamente "en peligro", sino que se hallan "desde
hace dos o tres días sin electricidad, sin teléfono y sin conexión con
Internet", explicó Hickenlooper.
Hickenlooper
afirmó que el balance de muertos podría aumentar. "Ha habido muchos muchos
hogares que han sido destruidos", indicó.
"Algunos
se han derrumbado y no hemos llegado hasta ahí todavía", declaró el
gobernador a CNN.
Las
autoridades advirtieron que llevará varios días a los socorristas acceder a las
zonas más aisladas.
"Encontrar a la gente que está
desaparecida es una de nuestras mayores prioridades", declaro el aguacil
del condado de Boulder, Joe Pelle, en un comunicado durante la tarde.
Las
inundaciones repentinas han afectado a 15 condados en una región que cubre de
unos 300 kilómetros cerca de la sección de Front Range, donde las Montoñas
Rocosas se encuentran con las Grandes Llanuras, afirmó la oficina de Gestión de
Emergencia de Colorado.
"Tenemos
a muchas comunidades luchando con un montón de agua", afirmó Jennifer
Finch, vocera del condado de Weld al noreste de Boulder, al Channel 7 News de
Denver.
La lluvia
comenzó en la noche del miércoles a inundar este estado occidental de llanuras
y altas montañas, alcanzando un acumulado de 18,3 cm en 15 horas en la ciudad
universitaria de Boulder, que fue una de las más afectadas.
- Nueva ronda
de lluvias
Y con más
agua cayendo sobre las zonas arrasadas por las inundaciones, la situación podría
empeorar
El suelo
desbordado de agua "va a magnificar los problemas que hemos tenido hasta
el momento", afirmó Hickenlooper en relación a Boulder.
Liz
Donaghey, portavoz de la Oficina de Gestión de Emergencias del condado de
Boulder, afirmó que la escasa visibilidad había dejado en tierra los
helicópteros desplegados para ayudar a la gente a salir del peligro.
Los vuelos
recomenzaron al final de la tarde, pero no se sabía durante cuanto tiempo se
mantendrían.
Los
trabajos de rescate se veían entorpecidos por la destrucción de numerosas
torres de comunicación de telefonía móvil. Además se produjeron numerosos
cortes de electricidad y las calles se han transformado en torrentes de agua.
La región
enfrentaba otra ronda de fuertes lluvias este domingo por la noche, que podría
disiparse el lunes por la mañana, según las predicciones meteorológicas.
Las
furiosas inundaciones acabaron con otra vida. Una octogenaria arrastrada el
domingo por el torrente en el condado de Larimer es la última víctima mortal registrada
por las autoridades locales. El jueves, los socorristas habían encontrado tres
cuerpos, el viernes un cuarto en el condado de Boulder y el sábado una mujer
fue arrastrada por las aguas en estas última ciudad, totalmente anegada.
"Es
posible que haya más pérdidass humanas", dijo por su lado a la prensa
Pelle, pero "con un ejército de voluntarios y el socorro aéreo esperamos
alcanzar a todo el mundo lo antes posible", añadió.
"Esto
es sin ninguna duda un acontecimiento histórico, que sucede una vez cada 500 o
1000 años", dijo al Denver Post Sean Conway, un alto funcionario del
condado de Weld.
Hickenlooper
se mostró de acuerdo. "Esta es una gran tormenta", afirmó, añadiendo
luego en la red social Twitter: "tenemos muchas carreteras y puentes rotos,
pero no tenemos ningún espíritu dañado".
Allison
Wold, su sobrino Jack Wold y John Brinckerhoff observan un rancho inundado
cerca de Dearfield, en Colorado (EEUU), el 14 de septiembre de 2013.
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