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Timoteo 6:6-12 | Cuando salí del restaurante a buscar el auto en el
estacionamiento, vi una camioneta que pasaba a toda velocidad entre los coches.
Mientras observaba la actitud descontrolada del conductor, me llamó la atención
la frase escrita en la matrícula del frente del vehículo: «Casi satisfecho».
Después de pensar en ese mensaje y en lo que intentaba transmitir, llegué a la
conclusión de que el concepto «casi satisfecho» no existe. O estamos
satisfechos o no lo estamos.
Hay que
reconocer que la satisfacción o contentamiento es un tema difícil de digerir.
Vivimos en un mundo que alimenta nuestro deseo de tener cada vez más… hasta que
descubrimos que es prácticamente imposible que algo nos satisfaga por completo.
Pero esto
no es nuevo. El libro de Hebreos trata sobre este asunto y declara: «Sean
vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él
dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (13:5). El único remedio para el corazón
insaciable es la satisfacción que se encuentra en la presencia del Dios
viviente. Él suple con suficiencia nuestras necesidades y anhelos, y es el
único que puede brindarnos la paz y el contentamiento que nunca hallaremos en
las cosas que perseguimos en esta vida.
¿Casi
satisfecho? No existe tal cosa. Solo en Cristo podemos conocer la satisfacción
verdadera.
El
contentamiento no es conseguir lo que queremos, sino estar satisfechos con lo
que tenemos.
(Nuestro
Pan Diario)
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