LEA: Marcos
12:38-44 | No tenía sentido que una viuda donara sus últimas monedas a una
institución corrupta de Jerusalén, donde los escribas que dependían de esas
ofrendas «[devoraban] las casas de las viudas» (Marcos 12:40). Pero en la
acción de esa mujer, Jesús vio una muestra conmovedora de la actitud correcta
hacia el dinero (vv. 41-44).
Gordon
Cosby cuenta que, mientras era pastor de una iglesia en Estados Unidos, una
viuda cuyo ingreso apenas alcanzaba para alimentar y vestir a sus seis hijos
colocaba fielmente todas las semanas cuatro dólares en la ofrenda. Un diácono
le sugirió que fuera a verla y le dijera que podía usar ese dinero para su
familia, en lugar de ofrendarlo.
Cosby
siguió el consejo del diácono… lo cual lamentó mucho. «Usted está tratando de
quitarme la última cosa que me da significado y dignidad», dijo ella. Esta
mujer había descubierto el secreto de dar: puede beneficiar al dador más que al
receptor. Es verdad, los pobres necesitan ayuda financiera, pero la necesidad
de dar puede ser tan importante como la de recibir.
La acción
de dar nos recuerda que vivimos por la gracia de Dios, como los pájaros y las
flores. Estos componentes de la creación divina no se preocupan por su futuro,
y nosotros tampoco deberíamos hacerlo. Dar nos brinda una manera de expresar
nuestra confianza en que Dios se ocupará de nosotros, tal como lo hace por las
aves y los lirios (Mateo 6:25-34).
Al ofrendar
dinero, desarmamos su poder.
(Nuestro
Pan Diario)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.