Leer | Colosenses
2.6-8 | El significado del Día de Acción de Gracias ha cambiado con los años.
El nombre fue dado originalmente a la festividad estadounidense para dar
gracias a Dios por su protección y provisión. Sin embargo, más recientemente se
ha convertido en sinónimo de comida, deporte y familia. En la mayoría de los
hogares, Dios probablemente ni siquiera es mencionado. Pero, para los
creyentes, la Acción de Gracias no es simplemente una celebración anual; es un
estilo de vida. De hecho, el creyente debe caracterizarse por la gratitud.
El apóstol
Pablo nos enseña cómo ser personas con una gratitud rebosante en cualquier
circunstancia. El primer paso es valorar nuestra relación con Cristo. Él
escogió a cada creyente antes de la fundación del mundo (Ef 1.4) y quiere que
andemos en Él (Col 2.6). Esto significa reconocer a Jesús como el Señor de
nuestra vida, y confiar en que Él nos dará el poder para obedecer.
Debemos
estar arraigados firmemente en el Señor mediante su Palabra, para ser como un
árbol cuyas raíces son tan profundas que ni siquiera las tormentas pueden
derribarlo. Con este fundamento, podemos ser edificados en Cristo y mostrar
cada vez más su carácter mediante nuestra actitud, conducta y conversación. Por
último, nuestra fe debe estar establecida firmemente. Así no seremos
confundidos por filosofías mundanas.
¿Tiene
usted un espíritu agradecido, o dice “gracias” solo cuando las cosas salen como
usted quiere? La gratitud en todas las situaciones es posible cuando nos
enfocamos en las verdades y las promesas de la Palabra de Dios.
(En Contacto)
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