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Efesios 4.1-3 | Como hijos de Dios estamos llamados a demostrar paciencia en
momentos de conflicto, pues Dios sabe que hay poder en la demostración de
control. Nuestra tendencia natural es molestarnos cuando somos acusados
injustamente, pero para reflejar a Cristo debemos:
• Guardar silencio cuando somos atacados
verbalmente. La ira
de una persona puede alimentar la nuestra, y conducir a una discusión. En vez
de eso, debemos dejar que esa persona diga lo que siente.
• Escuchar sin responder. Con nuestro silencio, puede que
hagamos caso omiso al ataque verbal, pero debemos escuchar el malestar de la
otra persona.
• Orar por quien nos ataca. Aunque no tengamos ganas de
orar, debemos hacer lo que Dios quisiera
que hagamos.
• Controlar nuestros pensamientos. Debemos enfocarnos en Dios y en lo
que Él piense de nosotros, no el conflicto.
• Controlar nuestras emociones. Debemos confiar en que el Espíritu
Santo nos indicará la respuesta adecuada.
• Estar listos para perdonar. Debemos ser pacientes cuando seamos
tratados injustamente, y estar dispuestos a dejar ir nuestro dolor (2 Ti 2.24).
• Decir palabras de estímulo. Es bueno expresar aprecio cuando
alguien trae una preocupación a nuestra atención —y pedir perdón si hemos
cometido un error.
A nuestra
naturaleza humana, estas cosas pueden parecer absurdas e inútiles, pero en
realidad, es todo lo contrario. Hay un gran poder en la paciencia, pero son muy
pocos quienes la practican bien.
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correctamente deja una huella en los no creyentes, quienes notarán algo en
usted que ellos también necesitan.
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