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Deuteronomio 4.9 | Cada generación enfrenta la decisión de vivir de una manera
moral o inmoral. Por esta razón, los padres y los abuelos tienen la enorme
responsabilidad de transmitir las verdades y los principios de la Biblia que
guiaron sus propias vidas. Personalmente, yo puedo dar fe del impacto que
tuvieron las palabras de mi abuelo en mi manera de pensar.
Cuando me
gradué de la escuela secundaria a los diecisiete años, decidí visitar a mi
abuelo a quien había visto apenas dos veces en mi vida. Disponía de toda una
semana para estar en su casa, y lo único que yo quería era escucharlo. Mientras
me hablaba, lo que más me impresionó fue escucharle decir: “Charles, obedece a
Dios. Si Él te dice que metas la cabeza a través de una pared de ladrillo,
corre hacia esa pared. Mientras te dirijas a meter la cabeza, Dios hará un
agujero en ella”.
Él sabía
mucho sobre paredes de ladrillo y de cómo el Señor hace agujeros en ellas.
Aunque la pasión de su juventud había sido predicar, tenía tan poca educación
formal que su sueño parecía imposible —no sabía cómo empezar. Pero lo que mi
abuelo hizo fue ponerse de rodillas. Después abrió su Biblia y aprendió a leer
bien practicando con ella. Y comenzó a predicar clamando simplemente por la
ayuda del Señor.
A partir de
estos humildes comienzos, mi abuelo comenzó a servir al Señor, y con el tiempo
fundó numerosas iglesias a medida que Dios le presentaba oportunidades. Esa
visita de una semana, y lo que me él me dijo, me enseñaron que si uno quiere
realmente conocer la voluntad del Señor, Él moverá cielo y tierra para
mostrarnos su voluntad.
(En
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