Hace más de
cien años, el famoso teólogo holandés, Herman Bavinck predijo que el siglo 20
sería “testigo de un conflicto gigantesco entre espíritus”. Su predicción acabó
extendiéndose al siglo 21.
El
Halloween o Día de las Brujas, es una tradición de los antiguos pueblos que
habitaron las islas de Gran Bretaña entre los años 600 a.C y 800 d.C. En un
principio, se trataba de una fiesta del calendario celta, llamado Samhain
(literalmente fin “de verano “), cuyo objetivo era el culto a los muertos. Se cree
que durante varios días se abría una especie de “portal” hacia el otro mundo y
por este entraban los espíritus a visitar sus antiguos hogares y guiar a sus
familias. Los dejaban salir para identificasen sus casas, así que dejaban en un
mesa sus platos favoritos.
En el año
840, el Papa Gregorio IV, ordenó la celebración de Todos los Santos, el 1 de
noviembre se celebró con una vigilia de ayer (31 de octubre). Esta vigilia se
llamó All Hallow’s Eve (Vigilia de Todos los Santos), que se convirtió en la palabra
actual “Halloween”. Es decir, los muertos fueron recordados, los santos
venerados por la Iglesia Católica. Por otra parte, en algunos países el 2 de
noviembre se convirtió en día de los difuntos, para recordar a los muertos
“comunes”.
Popularizado
por los Estados Unidos, la celebración de Halloween se ha caracterizado por la
costumbre de la gente vestirse con disfraces asustadores y la tradición de
repartir caramelos (que reemplaza la comida ofrecida a los muertos). En países
como México es muy similar a una celebración llamada “Día de los muertos”, que
se celebra en la misma fecha. En las últimas décadas, esta fiesta pagana ha
sido exportada a varios países.
El
historiador David J. Skal, explica que el concepto moderno de Halloween es la
imagen inseparable vendida por la televisión y las películas de Hollywood. “En
Halloween, todo se vuelve al revés. La identidad puede ser desechada. Los vivos
se vuelven muertos, y viceversa. Las tumbas se abren y nuestro mundo es
invadido por lo sobrenatural”.
Durante
siglos, los cristianos han luchado contra este tipo de celebraciones en los
países de colonización inglesa, acusándolo de ser “demoníacos” porque hacen
invocaciones de seres sobrenaturales, como la imagen del diablo.
Se enseña
en las escuelas como parte del folklore, muchos padres cristianos optaron por
prohibirles a sus hijos participar. Pero a medida que pasa el tiempo, está
siendo “absorbido” por la cultura y ha pasado a ser inclusive celebrado en las
iglesias con una ropaje cristiano e incluso evangelístico.
El
historiador Nicholas Rogers, explica que Halloween es la segunda fiesta más
importante desde el punto de vista comercial en América del Norte -en segundo
lugar es la Navidad-, gestiona alrededor de 8 billones de dólares.
“Independientemente de sus complicaciones espirituales, Halloween es un gran
negocio”, dice.
El profesor
en la Universidad de York en Canadá, Rogers, escribió un libro sobre el tema,
explicando cómo Halloween invoca lo extraño, y atrae a la oscuridad
desconocida. Originalmente, Samhain marcó un solsticio a finales de verano,
cuando el día era más corto y por lo tanto la noche (oscuridad) más larga.
Entre los celtas se produjeron los días de reposo, las reuniones de brujas que
hacían sacrificios humanos y de animales, sin duda, apuntan al invierno como
una época de muerte.
Harold L.
Myra, escribió un largo artículo en la revista evangélica Christianity Today,
alertando sobre estas raíces paganas que no pueden ser ignoradas por los
cristianos: “Para los antiguos celtas, Samhain, es el señor de la muerte, que
envió a los malos espíritus al mundo de los humanos. Con esto generó un
peligroso intento de ponerse en contacto con lo sobrenatural, el mundo
espiritual y apaciguarlo. Halloween se ha convertido en una época de
fascinación cultural con el mal y lo demoníaco”.
En los
últimos 20 años, algunas iglesias decidieron organizar fiestas alternativas,
aprovechando la oportunidad de la fiesta para hablar sobre el mundo espiritual
desde la perspectiva bíblica. El Pastor M. Anderson Rearick, siempre sostuvo
que los cristianos no deben evadir el tema. “Simplemente no podemos entregar
ese día en manos del diablo, el gran impostor, jefe de mentirosos. No hay día
que le pertenece. Todos pertenecen al Señor”.
Él recordó
las palabras de Martín Lutero, el gran reformador: “La mejor manera de expulsar
al diablo, es recordar los textos de la Escritura, él es falso y desprecia -la
Palabra- porque no puede soportar que se le recuerde su derrota”.
Desde 1996,
Keenan Roberts, pastor de New Destiny Christian Center, en Colorado, popularizó
la idea de “Hell House” [Casas del Infierno]. La idea es que las personas que
entran en el templo o en una casa alquilada preparada especialmente para la
temporada de Halloween.
“Si se
trata de tener miedo, entonces es productivo”, explica pastor Roberts, quien
creó este tipo de “casa embrujada” donde los actores son cristianos y su
objetivo es mostrar a la gente que Jesús venció el mal en la cruz.
El método
es eficaz de acuerdo con Roberts, las personas cambian de vida y encuentran a
Dios a través de Jesús. Según el pastor, “uno de cada cuatro visitantes, elige
la fe cristiana o renueva su compromiso con ella”.
Traducido y
adaptado por NoticiaCristiana.com de PS Mag y Albert Mohler.
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