LEA:
Eclesiastés 3:1-8 | En la década de 1960, la banda The Byrds popularizó la
canción Turn! Turn! Turn! [¡Gira! ¡Gira! ¡Gira!]. Subió a la cima de las 100
canciones más destacadas en Estados Unidos y se hizo popular en el mundo entero.
La gente parecía cautivada con la letra. No obstante, lo interesante era que,
excepto por la última línea, esas palabras eran del libro del Antiguo
Testamento llamado Eclesiastés.
«Todo tiene
su tiempo», proclama el escritor de Eclesiastés, «y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora» (3:1). Después, enumera algunas de las etapas
de la experiencia humana: nacimiento y muerte, ganancias y pérdidas, lágrimas y
risas, luto y baile. Así como las estaciones de la naturaleza cambian, lo mismo
sucede con las épocas de la vida. Nuestras circunstancias nunca se mantienen
igual por mucho tiempo.
A veces,
recibimos bien los cambios en nuestra vida. Pero a menudo, resulta difícil, en
especial cuando implica tristeza y pérdidas. Sin embargo, aun entonces podemos
dar gracias de que Dios no cambia. A través del profeta Malaquías, declaró:
«Porque yo el Señor no cambio» (Malaquías 3:6).
Como Dios
es constante, podemos descansar en Él durante las etapas cambiantes de la vida.
El Señor está siempre presente con nosotros (Salmo 46:1), su paz tiene poder
para cuidar nuestro corazón (Filipenses 4:7) y su amor proporciona seguridad
para nuestra alma (Romanos 8:39).
La
naturaleza inmutable de Dios es nuestra seguridad durante los tiempos de
cambio.
(Nuestro
Pan Diario)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.