miércoles, 6 de noviembre de 2013

Tiempo para todo






LEA: Eclesiastés 3:1-8 | En la década de 1960, la banda The Byrds popularizó la canción Turn! Turn! Turn! [¡Gira! ¡Gira! ¡Gira!]. Subió a la cima de las 100 canciones más destacadas en Estados Unidos y se hizo popular en el mundo entero. La gente parecía cautivada con la letra. No obstante, lo interesante era que, excepto por la última línea, esas palabras eran del libro del Antiguo Testamento llamado Eclesiastés.

 «Todo tiene su tiempo», proclama el escritor de Eclesiastés, «y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» (3:1). Después, enumera algunas de las etapas de la experiencia humana: nacimiento y muerte, ganancias y pérdidas, lágrimas y risas, luto y baile. Así como las estaciones de la naturaleza cambian, lo mismo sucede con las épocas de la vida. Nuestras circunstancias nunca se mantienen igual por mucho tiempo.

A veces, recibimos bien los cambios en nuestra vida. Pero a menudo, resulta difícil, en especial cuando implica tristeza y pérdidas. Sin embargo, aun entonces podemos dar gracias de que Dios no cambia. A través del profeta Malaquías, declaró: «Porque yo el Señor no cambio» (Malaquías 3:6).

Como Dios es constante, podemos descansar en Él durante las etapas cambiantes de la vida. El Señor está siempre presente con nosotros (Salmo 46:1), su paz tiene poder para cuidar nuestro corazón (Filipenses 4:7) y su amor proporciona seguridad para nuestra alma (Romanos 8:39).

La naturaleza inmutable de Dios es nuestra seguridad durante los tiempos de cambio.

(Nuestro Pan Diario)

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