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Corintios 13:1-8 | Hace unos años, a la madre de una amiga mía le diagnosticaron
la enfermedad de Alzheimer. Desde entonces, Isabel se ha visto obligada a tomar
decisiones difíciles sobre su cuidado, y a menudo se le rompe el corazón al ver
que su vibrante y divertida mamá va perdiéndose lentamente. Durante el proceso,
mi amiga ha aprendido que el amor verdadero no siempre es fácil ni conveniente.
El año
pasado, después que su madre fue hospitalizada durante un par de días, Isabel
le escribió estas palabras a algunos de sus amigos: «Aunque parezca raro, estoy
muy agradecida por la travesía que estoy viviendo con mi madre. Detrás de la
pérdida de la memoria, la confusión y la total impotencia, hay una persona
hermosa que ama la vida y está en completa paz. Estoy aprendiendo muchísimo
sobre lo que significa el amor verdadero, y aunque probablemente no hubiera
pedido atravesar esta situación ni las lágrimas y el dolor de corazón que la
acompañan, no lo cambiaría por nada».
La Biblia
nos recuerda que el amor es paciente y bondadoso. No busca lo suyo ni se
enardece con facilidad. «Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta» (1 Corintios 13:4-7).
El amor
verdadero se originó con nuestro Padre, quien nos dio el regalo de su Hijo. Al
procurar mostrar su amor a los demás, podemos seguir el ejemplo de Cristo,
quien entregó su vida por nosotros (1 Juan 3:16-18).
Amar de
verdad es ayudar a otros en nombre de Jesús aunque no puedan devolver el favor.
(Nuestro
Pan Diario)
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