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Lamentaciones 3:19-33 | Yves Congar tenía solo diez años cuando empezó la
Segunda Guerra Mundial y la ciudad francesa donde vivía fue invadida por el
ejército alemán. Su madre lo animó a llevar un diario, el cual se convirtió en
una narración clara de una ocupación militar, con detalles coloridos. Registró
una tragedia desde la perspectiva de un niño. Lo que había presenciado tuvo un
impacto tan profundo en su vida que se sintió llamado a comunicarles a otros la
esperanza que hay en Cristo.
Siglos
antes, el profeta Jeremías había sido testigo de la invasión de Jerusalén a
manos de Nabucodonosor, y escribió sus observaciones en su «diario»: el libro
de Lamentaciones. A pesar de los momentos desesperantes, el profeta encontró
esperanza en el corazón de Dios: «Por la misericordia del Señor no hemos sido
consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana;
grande es tu fidelidad» (3:22-23).
En diversas
ocasiones, podemos experimentar o ser testigos de tragedias que parecen fuerzas
hostiles que atacan nuestra vida. Pero esos momentos difíciles no duran para
siempre. Como sucedió con Jeremías, nuestra mayor esperanza sustentadora es
reflexionar en la fidelidad y la provisión de nuestro Padre celestial. ¡Las
misericordias del Señor son nuevas cada mañana, y su fidelidad es grande!
La mejor
razón para la esperanza es la fidelidad de Dios.
(Nuestro
Pan Diario)
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