Fernando
Alexis Jiménez | Ministrar liberación a
una persona endemoniada es relativamente sencillo cuando se tiene autoridad
espiritual. No obstante, en aquella joven profesionista parecía difícil. Se
expulsaban demonios, entraba en una especie de período de tranquilidad, pero
los ataques reiniciaban sorpresivamente, causándole mucho dolor.
Escuchaba
voces. “Me atormentan; me dicen que no se irán”, susurraba con llanto. Fue
entonces que el Espíritu Santo reveló que durante su período de adolescente,
había abortado.
--¿Abortaste
alguna vez?--, le preguntó. Ella asintió con la cabeza e inmediatamente
procedimos a guiarla en una oración pidiendo perdón por ese pecado, renunciar a
las consecuencias que se desataron y reconocer que sólo el Señor Jesús era el
Dios de su vida.
Ahora,
permítame aclarar algo: No que esté señalando a todas las personas que
abortaron como si estuvieran endemoniadas, pero sí reafirmar mi convicción: el
aborto abre puertas al mundo de las tinieblas. Y esos espíritus buscan tomar
dominio en quienes lo han practicado, no solo en la mujer sino en quien
eventualmente fue el padre de la criatura.
El apóstol
colombiano, Enrique Gómez Montealegre, al referirse al interés de los demonios
por corporizarse entre quienes le abren puertas, escribe: “Imaginémonos cómo
querrán esos espíritus—que no tienen cuerpo físico para sacar su
maldad—encontrar cuerpos para continuar sus desgracias. Es importante mencionar
que el hombre con sus pasiones, ambiciones desmedidas y deseos de la carne,
constituye el vehículo más apropiado para su utilización… A menudo la gente no
comprende la gravedad de verse mezclada con el ocultismo”(Enrique Gómez
Montealegre. “Los dos reinos”. CMB Ediciones. 2002, Colombia. Pgs. 10, 55)
Abortas no
es otra cosa que desconocer la soberanía de Dios, el dueño de la vida, sino
además, rendirle culto a quien no vino sino a matar, hurtar y destruir, que es
Satanás (Juan 10:10)
Le invito
para que consideremos las peligrosas y destructivas consecuencias que encierra
el aborto.
El aborto, un culto creciente
El aborto
viene tomando fuerza cada día más en el mundo. Se estima que diariamente se
interrumpe la vida de 4.000 criaturas en proceso de gestación tan solo en los
Estados Unidos. Es una cifra que obedece a los registros, pero el volumen de
sub registros es todavía mayor.
Los
especialistas calculan que cada año se practican entre 36 y 53 millones de
abortos en todo el mundo. Paralela a esta cifra, pierden la vida un millón de
mujeres con estos procedimientos.
De acuerdo
con un informe publicado por el diario El Mundo “El 26% de la población vive en países en
los que la interrupción del embarazo está esencialmente prohibida, según el
último informe del Centro para los Derechos Reproductivos. 69 estados tienen
completamente vetado el aborto o sólo lo permiten para salvar la vida de la
mujer.”(Diario El Mundo. Edición digital 17/07/2008).
Tan solo en
España el aborto está despenalizado cuando se presenta una de las siguientes
circunstancias: en caso de peligro para la salud física o síquica de la madre,
de violación o de grandes malformaciones en el feto. No obstante, tiene más
defensores que opositores.
Las
estadísticas no dejan menos que estupor. Por ejemplo, entre 1991 y 2001, la
tasa de abortos entre las adolescentes españolas se duplicó. Según el Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS), España se sitúa ahora en la media y ha
superado a Estados Unidos, Reino Unido y Rumanía entre otros.
El diario
El Mundo informó que “En el año 91, se registraron en España 41.910 abortos.
Diez años después, esta cifra aumentó hasta 69.857: 1,67 veces más. Este
crecimiento estuvo impulsado principalmente por las adolescentes, según el
estudio 'Determinantes sociales de la interrupción del embarazo en España', que
compara a nuestro país con otros 13 (Rumanía, Rusia, República Checa, Hungría,
EEUU, Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Finlandia, Alemania y
Austria).”(Diario El Mundo. Edición digital 04/07/2004)
¿Y en
nuestro tiempo actual? Las cifras son mayores. Los abortistas constituyen una
corriente que toma fuerza en el mundo entero.
¿Qué hay detrás del aborto?
Aun cuando
haya quienes piensen que se trata de una posición radical y hasta cierto punto
fanática, lo cierto es que la moderna corriente a favor del aborto—con el apoyo
de dirigentes gubernamentales y políticos de todas las naciones—no es más que
el renacimiento del dios diabólico Moloc.
¿Recuerda
quién era? Le invito para que tome nota: Moloch o Moloch Baal fue una creación
de la religiosidad fenicia, cartaginesa y cananita. Se le consideraba símbolo
del fuero que purifica. Se le conocía como “el rey”. Se le representaba con una
figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono y con una
corona u otro distintivo de realeza, como un báculo.
Demandaba
que sus seguidores le sacrificaran niños, especialmente bebés. En los templos
en los que se rendía culto a Moloch se encontraba una enorme estatua de bronce
hueca, con la boca abierta y los brazos extendidos, dispuesto a recibir los
holocaustos.
Para ahogar
el llanto y los gritos de los infantes, los sacerdotes utilizaban tambores,
trompetas y tímbalos. En el interior de la estatua se encendía fuego, a cuyas
llamas eran arrojadas las criaturas.
El culto a
Moloc se extendió en el Mediterráneo y gozaba de aceptación entre los reyes que
ambicionaban poder sobre sus enemigos.
Muchos de
los israelitas que ejercieron el poder “Hicieron pasar por el fuego a sus hijos
y a sus hijas, practicaron la adivinación y los augurios, y se entregaron a
hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, provocándole.”(2 Reyes 17:17. La Biblia
de Las Américas)
¿Qué
desencadena el aborto? Literalmente maldiciones, aspecto puntual sobre el cual
nuestro amado Dios fue claro al advertir: “No sea hallado en ti nadie que haga
pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni
hechicería, o sea agorero, o hechicero…”(Deuteronomio 18:10. Biblia de Las
Américas) Es evidente que cesar la vida de una criatura en el vientre, fue
asociada desde la antigüedad con prácticas ocultistas promovidas por el reino
de las tinieblas.
Es necesario renunciar a todo pecado oculto
Generalmente
al aborto se convierte en un pecado oculto porque ninguna mujer y—en muchos
casos sus compañeros en ese momento--, se atreven a confesarlo. Pretenden
guardarlo en el baúl de los recuerdos bochornosos, pero el sentimiento de culpa
les acompaña mucho tiempo, hasta que no lo confiesen.
Abortar
afecta la vida física y espiritual de las personas al tiempo que se constituye
en una afrenta contra Dios, quien prohibió el sacrificio de niños: “Y no des
hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu
Dios. Yo Jehová.”(Deuteronomio 18:10; cf. Levítico 18:21; 20:2-6)
¿Cuál era y
sigue siendo a consecuencia de abortar según lo advirtió el Señor: “Y yo pondré
mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio
de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo
nombre.”(Levítico 20:3) También leemos que también instruyó: “No harás así a
Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos
a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus
dioses.”(Deuteronomio 12:29-32)
Por
supuesto, no terminaría de citar todas las Escrituras que refieren la
abominación que representa delante de Dios sacrificar hijos, que traducido en
nuestro tiempo no es más que la interrupción de un embarazo.
Cierta
señora no podía conciliar el sueño y era atormentada con pesadillas en las que
veía niños llorando. Ahora casada, arrastraba una situación dolorosa ya que
esas imágenes la llevaban a desequilibrios en su sistema nervioso.
Cuando
procuró ser liberada, reconoció que había abortado siendo muy joven. Sólo al
admitir su pecado y renunciar a él delante del Señor, pudo ser libre de sus
tormentos.
Hoy es el
día para que, si alguna vez incurrió en ese tipo de prácticas, reconozca su
pecado y rinda su vida a Jesucristo. Sólo Él trae perdón a su vida y le permite
ser libre de todas las ataduras en que incurrió. Cristo es quien rompe las
cadenas. Ábrale hoy las puertas de su corazón.
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