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Hebreos 4:1-11 | Sucede casi todos los semestres. Les digo a mis alumnos de
primer año del curso de Lengua y Redacción en la universidad que tienen que
mantenerse al día con las numerosas tareas, para aprobar la materia.
Pero casi
siempre, algunos no me creen. Son los que me envían desesperados e-mails
después del último día de clase y me dan múltiples razones por no haber podido
cumplir con el trabajo. Detesto hacerlo, pero tengo que decirles: «Lo siento.
Es demasiado tarde. Reprobaste la materia».
Ya es
bastante malo que poco después de haber ingresado a la universidad te des
cuenta de que desperdiciaste muchísimo dinero, pero hay un desenlace mucho más
grave y permanente que se produce al final de la vida si las personas no se
ocuparon de solucionar con Dios el problema del pecado. En esos casos, si
alguien muere sin haber puesto su fe en Jesucristo como Salvador, enfrenta una
eternidad sin Él.
¡Qué
momento terrible sería presentarse delante del Salvador y oírlo decir: «Nunca
os conocí; apartaos de mí» (Mateo 7:23)! El autor de Hebreos nos advierte que
debemos estar seguros de haber «alcanzado» (4:1) el reposo eterno que Dios nos
ofrece. La buena noticia es que aún hay tiempo; no es demasiado tarde. Hoy
Jesús nos ofrece gratuitamente salvación y perdón por medio de Él.
El Calvario
revela la gravedad de nuestro pecado y la grandeza del amor de Dios.
(Nuestro
Pan Diario)
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