LEA: Mateo
20:1-16 | La obra Amadeus trata de un compositor del siglo xviii que busca
entender la mente de Dios. El devoto Antonio Salieri tiene un profundo deseo,
pero no el talento, de crear una música inmortal. Lo enfurece pensar que Dios,
en cambio, ha derramado en abundancia la mayor capacidad musical hasta entonces
conocida sobre el travieso Wolfgang Amadeus Mozart.
La obra
plantea la misma cuestión que el libro de Job, pero a la inversa. El autor de
Job se pregunta por qué Dios castiga al hombre más justo de la Tierra, mientras
que el de Amadeus se cuestiona por qué recompensa a alguien tan poco merecedor.
La parábola
de Jesús sobre los obreros y sus jornales sumamente injustos aborda sin rodeos
esta controversia. El dueño del campo contrata a algunos ociosos que andaban
por ahí «a la hora undécima» (Mateo 20:6-7). Los otros obreros, que habían
trabajado todo el día, quedan atónitos cuando ven que todos reciben el mismo
salario. ¿Qué empleador en su sano juicio pagaría la misma cantidad por una
hora de trabajo que por doce?
Jesús no
estaba hablando del aspecto económico, sino que su parábola se refería a la
gracia, que no puede calcularse como el salario de un día. Dios da regalos, no
salarios.
La palabra
«merecer» no existe en el reino de la gracia.
(Nuestro
Pan Diario)
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